Viejo mi querido viejo

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19 de marzo de 2024
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12:32 am
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Viejo mi querido viejo

Elvia Elizabeth Gómez García

Ser padre no es tarea fácil, conlleva una serie de responsabilidades no solo en el ámbito financiero, también en el emocional. Un padre no se limita solamente a ser el proveedor de su familia, sino a convertirse en una figura de autoridad que establezca un balance entre las funciones de la madre y las propias en el proceso de formación de sus hijos.

En una sociedad como la nuestra, plagada en pleno siglo XXI de estereotipos cimentados en un patriarcado antiguo, en donde la “rigidez” de la figura paterna pelea con los nuevos cánones de un padre “cool” y bonachón, la paternidad irresponsable se ha convertido lamentablemente en un común denominador, lo que influye directamente en la percepción que tenemos con relación a la familia.

En ese sentido, cabe reflexionar en torno al equilibro que debe establecerse en cuanto a la figura paterna y lo que esta debe evocar a sus hijos. ¿Respeto, miedo, confianza, abandono, comprensión, indiferencia?

He conocido historias de cada uno de los adjetivos antes mencionados, de jóvenes que manifiestan un profundo respeto por su padre y lo ven como un ejemplo a seguir. También he conocido historias de abandono, del padre ausente porque decidió no hacerse responsable de sus hijos o de aquel padre enfrascado en el afán diario que no tiene tiempo de hacer una pausa y dedicar unos minutos a escuchar a quien debería ser lo más importante en su vida.

Las familias disfuncionales se han vuelto lo más común en la actualidad, el núcleo familiar ha sido socavado y sustituido por una paternidad ausente, tan común en todos los estratos sociales, pero sobre todo en el sector más poblado y vulnerable.

Ser padre es un privilegio, ejercer la paternidad es un deber con la sociedad y consigo mismos, es asumir una responsabilidad que acompaña por el resto de la vida y ante lo cual, muchos pueden sentirse intimidados y desbordados. Así como las mujeres descubrimos el amor incondicional de la mano de nuestros hijos, sucede lo mismo con el padre, quien desea que su apellido perdure en el tiempo al engendrar un varón, o bien espera con ansias a la que será la luz de sus ojos si lo que añora es una niña.

El inventor e ingeniero estadounidense Charles Kettering expresó que “Cada padre debe recordar que algún día su hijo seguirá su ejemplo, no su consejo”.

En lo personal, tengo la dicha y bendición de contar aún con mi papi, quien me ha acompañado y apoyado en los momentos más complejos de mi vida y de quien heredé la facilidad de palabra. Su historia no puede ser más inspiradora para mí y sus huellas han marcado el camino de mi vida adulta. De mi padre aprendí el valor de la lealtad, del perdón y de la entrega al trabajo, que en ocasiones puede ser considerada absurda o innecesaria.

Aprendí a dar sin esperar reconocimiento con bombos y platillos, a estar tras bambalinas impulsando actividades, aunque toque poner de la bolsa propia para que todo marche sobre ruedas.

Aprendí de Dios y de lo importante que es mantener la fe aún en los momentos más oscuros, aprendí que la riqueza no es tener a manos llenas, sino que no falte el pan de cada día, las medicinas que curan las dolencias y el amor que alimenta el alma.

Mi padre es un faro de luz en tiempos turbulentos, es mi libro de consultas cuando no tengo una idea clara, es quien corrige mis escritos, es mi mejor crítico y mi mayor admirador junto a mi madre.

El filósofo suizo Jean-Jacques Rousseau expresó que “un buen padre vale por cien maestros.”  Cuánta razón y vigencia tiene aún esa frase.

No ignoremos el poder del ejemplo, nuestros hijos nos observan más de lo que creemos y la forma en que nos comportamos frente a ellos y entre nosotros moldea su carácter y perfila el futuro hombre o mujer que será.

El padre debe ser una figura presente, que transmita seguridad y confianza, que no intimide a sus hijos, sino que les haga sentir que pueden confiar en él. Ser padre es una bendición que debe ser asumida y agradecida. De mi padre solo me resta decir, gracias por todo.

Profesora universitaria

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