A GALOPAR, A GALOPAR

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24 de marzo de 2024
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A GALOPAR, A GALOPAR

Sergio Ramírez retratado en el volcán de Masaya el 8 de agosto del 2012

Daniel Mordzinski

Pocas cosas me procuran mayor felicidad que terminar de leer la novela de un gran amigo con la sosegada, hermosa y profunda sensación de que acabo de leer su mejor libro. Eso es lo que me ha sucedido con “El caballo dorado”, de Sergio Ramírez, publicada en 2024 por Alfaguara. Una novela fascinante, maravillosa, divertida, erudita, sorprendente. Un libro desenfadado de aventuras y de viajes, de enredos y de intrigas, que atrapa y sorprende desde sus primeras páginas. Un libro feliz de un escritor que ama, por sobre todas las cosas, la libertad.

Si Cervantes concibió al Quijote en la celda en que se hallaba preso, nada tiene de extraño que Sergio haya escrito esta gozosa novela desde su obligado exilio desde Madrid, muy lejos del volcán de Masaya y de su casa natal de Masatepe. Su retorno parece hoy imposible, pero sabemos bien que toda dictadura termina por derrumbarse y que el poder de la literatura es invencible, por más que se la persiga. La galopada de este caballo dorado es ya anticipo de la democracia recuperada y, como inspirada por el mandato del poeta, a lomo de su prosa va la libertad “a galopar, a galopar, hasta enterrarlos en el mar”.

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