El extraño caso de los dólares perdidos

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25 de marzo de 2024
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12:17 pm
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El extraño caso de los dólares perdidos

Por: Julio Raudales

La gente, sobre todo quienes se dedican al comercio e industria y para ello deben comprar insumos y productos del exterior, no oculta su desasosiego y a veces rabia cuando se ven imposibilitados para adquirir los dólares necesarios para que su negocio ande de forma normal.

Si van a cualquier banco comercial, la cantidad disponible es siempre limitada; la subasta diaria del Banco Central es únicamente para los grandes importadores e igual, para ellos, hay un máximo que pueden adquirir por día.

Cuando se usa la tarjeta de crédito para gestionar las operaciones de compra en el exterior, el tarjetahabiente no puede pagar a conformidad, ya que su banco no le autoriza más que una cantidad, generalmente pequeña, por día.

Todos se preguntan ¿Qué está pasando? ¿Será que se acabaron los dólares y nos tocará vivir la angustia que pasan los argentinos, que no encuentran la ansiada divisa y deben conformarse con la escasez, no solo de moneda, sino de productos extranjeros?

Varias personas me han llamado para que les aconseje donde pueden conseguir dólares para no quedar mal con sus proveedores. No debe extrañarnos que haya gente vendiendo moneda extranjera de forma no oficial.

No es que estén especulando para sacar ganancia. La mayoría son exportadores que reciben sus pagos en bancos de países vecinos y pueden darse el lujo de monetizar su divisa, vendiéndola incluso al mismo precio ofi cial y así poder proveer a esa demanda, cada vez más grande y desesperada.

Por supuesto, no se les puede increpar por hacerlo. Están prestando un servicio a la sociedad. La historia humana está repleta de casos en que los mercados paralelos o no ofi ciales entregan a la gente aquellos bienes que, por una u otra razón, las autoridades están decididas a prohibir.

Hay dos noticias buenas por ahora: la primera es que el Banco Central tiene sufi cientes reservas internacionales para cubrir la creciente demanda de divisa. Es decir, hay dólares en Honduras, solo que no se encuentran. La segunda, es que aún no hay escasez de productos extranjeros. Las boutiques, tiendas de abastos, ferreterías, gasolineras, farmacias u otros negocios, están colmados de productos nacionales y extranjeros. ¡No tendríamos que estar preocupados! ¿O sí?

Las leyes del mercado son inexorables. Ludving Von Misses, quizás el economista más importante del siglo pasado escribió que, la historia de la humanidad es un continuo repetir de acres violaciones a las leyes económicas. En Honduras, como en el resto de Latinoamérica, la costumbre se repite y lo que sucede hoy con
los dólares no es la excepción.

La solución al extraño caso a la ausencia de dólares en el mercado se explica simplemente por el control que el Banco Central de Honduras, organismo regidor de la política monetaria en el país, está ejerciendo, para asegurar que el precio de los dólares se mantenga artifi cialmente bajo.

El objetivo puede ser loable. Sabemos que, si el lempira se devalúa, el precio de bienes importantes como los combustibles, medicamentos e insumos productivos se podría disparar y eso afectará a mucha gente pobre. Hay que tratar de evitarlo y el Banco Central está ejerciendo esa acción.

El problema que, cuando se tratan de manipular los precios de forma artifi ciosa, se produce una desarticulación tal, que afecta la información adecuada que deben tener los agentes económicos y esto termina por salirle más caro aun, sobre todo a los pobres. Casos como el de Nicaragua en los ochenta del siglo pasado, o Argentina y Venezuela actualmente, muestran lo fatal que puede ser continuar con esta deriva.

Es urgente que nos concentremos en mejorar la producción interna de bienes. Pero hay que dar los incentivos adecuados. El Estado no produce nada, su deber es facilitar la producción agrícola, industrial y de servicios. Con ello se mejorará la tenencia de moneda extranjera en el país y se evitará la excesiva manipulación de los precios que nunca será buena para nadie. Ojalá y las autoridades no hagan caso omiso a este llamado.

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