El gran farsante

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25 de marzo de 2024
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12:04 am
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El gran farsante

Por: Otto Martín Wolf

Donald Trump ha comprobado lo cierto de la frase “podés engañar a muchos por poco tiempo y a pocos por mucho tiempo, pero no podés engañar a todos todo el tiempo”, que se atribuye a Lincoln.

El ascenso vertiginoso de Trump, de hombre de negocios a la fuerza dominante en el Partido Republicano y la presidencia del país más poderoso del mundo será analizada por historiadores en el futuro y, creo yo, les será difícil entender lo que sucedió, como aún muchos no se explican del todo la llegada de Hitler al poder y cómo la mente del pueblo alemán se transformó hasta convertirse en cómplice de sus terribles crímenes.

Trump ha sido encontrado culpable en los tribunales por haber violado a una mujer en los vestidores de una tienda de departamentos y no perdió ni un simpatizante por esa razón.

Es también el mismo hombre que pagó 120 mil dólares a una prostituta para evitar que, durante su primera campaña presidencial, ella relatara cómo habían tenido una aventura amorosa mientras su esposa -Melania- esperaba en casa embarazada de su hijo.

Podríamos dejar de lado ciertas cosas que son un reflejo de lo falso de su personalidad, como el hecho que su peinado es elaborado diariamente con todo cuidado para cubrir su amplia calvicie con cabello traído de la parte lateral (lo que se conoce como pelo prestado) o que el color de su cutis (increíblemente anaranjado) no es otra cosa que un maquillaje con el cual oculta -por razones que sólo él sabrá- el verdadero tono de su piel, aunque esas cosas son pruebas de que tiene más de dos caras, como cualquier psicólogo podría atestiguar.

Durante la primera campaña ofreció “limpiar el fango de Washington”, refiriéndose a los políticos corruptos pero, sorprendentemente, 21 de sus principales colaboradores fueron a dar a la cárcel por actos de corrupción mientras él estaba en el poder, suciedad de la que él escapó lanzando “debajo del bus” a todo el que pudo en su afán de sobrevivir, incluyendo al abogado que se encargó de pagar a la prostituta mencionada y que fue a dar a la cárcel por ese acto.

Donald Trump, ante la ristra de delitos políticos que enfrenta cometidos cuando trataba de quedarse en el poder después de haber perdido las elecciones, presentó un amparo ante la Corte Suprema de Justicia de los USA alegando que, como presidente, gozaba de total inmunidad.

Quiere esto decir, comentan los analistas norteamericanos, que el presidente podría ordenar el asesinato de rivales políticos -o de cualquier persona- y estar protegido por esa inmunidad presidencial?

Basado en ese criterio irracional, el actual presidente podría mandar a matarlo a él y parte sin novedad.

Trump ha sido condenado a pagar una multa de casi 500 millones de dólares por haber “cocinado los libros”, presentando un valor exagerado de sus propiedades con el fin de obtener mejores condiciones en préstamos y, por otro lado, ha rebajado el valor de las mismas para pagar menos impuestos.

Comenta que se trata de persecución política, sus seguidores también lo creen, aunque es algo que ha venido haciendo al menos desde hace 11 años.

Entre las cosas falsas de su personalidad está el monto de su capital; mientras él afirma que es inmensamente rico, cálculos hechos por analistas imparciales lo colocan como una persona en efecto rica, sólo que su fortuna es unos tres o cuatro mil millones menos de lo que él declara.

Necesito repetir que los mismos le siguen creyendo?

Este día, mientras usted lee este artículo, otra de sus mentiras ha quedado descubierta, resulta que el hombre -siendo en efecto rico como es- tuvo grandes dificultades para reunir el dinero para pagar la multa de los 500 millones, razón por la cual sus propiedades quizá sean embargadas por el Estado.

Sólo unos días antes alardeaba de tener unos 400 millones en efectivo, cosa que se comprobó no es cierto.

Lo que sí es verdad es que ningún banco quiso prestarle el dinero (sus abogados confesaron que más de treinta instituciones se negaron) ya que tiene fama de ser un mal pagador y enredar las cosas al extremo de que, a veces, sus acreedores terminan debiéndole a él.

Será que por eso la gente se dará cuenta de que Trump jamás ha sido quien dice ser? No lo creo, muchos de sus seguidores -ciudadanos corrientes, no millonarios como él- están donando dinero para ayudarle a pagar sus deudas de negocios, ¿se puede usted imaginar?

Estamos presenciando en vivo y a todo color la historia mientras se desarrolla, otro más en la eterna cadena de farsantes que han llegado a regir los destinos de algunos pueblos.

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