¿LAS ÉLITES?

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27 de mayo de 2024
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12:20 am
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¿LAS ÉLITES?

DEL libro “Suicidio de Occidente” analizábamos ayer cómo vuelven a aflorar tendencias tribales en la sociedad norteamericana, las políticas identitarias, el nacionalismo aislacionista y el rechazo populista de las instituciones liberales que amenazan el milagro de la modernidad. Vimos que las hipótesis de John Locke –“los hombres crean estados para proteger sus derechos inalienables a la vida, la libertad y la propiedad, cosas que la naturaleza no puede salvaguardar” — influenciaron el parecer de los padres fundadores de Estados Unidos. “Esa idea sobre el derecho a la propiedad –extrapolada como la búsqueda de la felicidad– se refleja en la declaración de independencia”. “En cambio, para Rousseau el papel del Estado no era el de proteger los derechos del individuo sino de salvaguardar los intereses colectivos de la sociedad”. Sencillamente porque “los humanos son inherentemente buenos pero la sociedad los corrompe”.

En palabras de El Emilio –de Juan Jacobo– su ensayo sobre la Educación: “todo es bueno cuando sale de las manos del autor de las cosas; todo degenera en manos del hombre”. “La sociedad, como fuerza corruptora –la creencia de Rousseau– obligaba al control del Estado sobre la sociedad, de forma tal que los individuos deberían someter sus intereses a los de la voluntad general, a la sociedad en su conjunto”. “Robespierre –inspirado en Rousseau– justifica así la brutal dictadura instalada después de la Revolución Francesa”. A la luz de hoy, “la medida en que valoremos los derechos individuales por encima del interés colectivo hará o deshará el milagro en nuestra propia época”. “La aristocracia es natural y necesaria, pero debe estar sujeta a límites”. “Los sentimientos antisistema están aumentando en todo Occidente”. “El ánimo del público se ha agriado y las élites cada día están más amenazadas, en la línea de fuego”. “Contrariamente a la creencia popular –sostiene el autor– el elitismo no tiene nada de malo; las aristocracias pueden ser meritocráticas”. Si el término “es tomado del griego antiguo que significa gobernar por los mejores”. “En una verdadera aristocracia, no es el título lo que da derecho al poder sino la excelencia demostrada”. “Un aristócrata es miembro de una élite seleccionada por su capacidad y la verdadera aristocracia es beneficiosa para la sociedad”. Como ejemplo da el caso de “Cornelius Vanderbilt, el magnate empresarial estadounidense que construyó los primeros ferrocarriles del país”. “La construcción de una red de transporte a nivel nacional redujo radicalmente el precio de productos básicos”. Si bien “se convirtió en uno de los estadounidenses más ricos de la historia, difícil sería negar que su fortuna no fuera una bendición para todo el país”. “El verdadero problema con las élites es que pueden volverse demasiado poderosas sin una regulación y salvaguardas adecuadas”.

¿Por qué? Bien, “si realmente quieres ser gobernado por los mejores, necesitas un sistema de controles y contrapesos”. Algo que uno de los padres fundadores –John Adams– sostuvo: “Todo gobierno, es de hecho una aristocracia, pero el gran secreto de la libertad es encontrar un medio de controlar las pasiones de los aristócratas, (el deseo de las élites)”. “De allí nacen los tres poderes del gobierno, legislativo, el judicial y el ejecutivo. La idea era que cada uno tuviera suficiente poder para evitar que los demás abusaran de los suyos”. “El problema hoy es que el sistema de controles y contrapesos de los padres fundadores se ha erosionado”. “La clase dominante estadounidense se ha vuelto menos meritocrática con el tiempo”. “El Estado administrativo está provocando la desaparición de Occidente”. (Se agotó el espacio –entra el Sisimite– y no acabamos de dar el resumen completo del texto. Será en otro artículo. Y el acertijo de la nieta –“¿En qué momento los gobiernos agarraron tanta autoridad y poder, y en vez de usarlo para protegernos lo usan para someternos?”. -Brevemente –intervine Winston– respondimos que desde tiempos inmemoriales la lucha sempiterna ha sido entre la libertad y el yugo de poderes abusivos que, si pudieran, eternizan. Pero, como sobre esto hay mucha tela que cortar, es otro ejercicio que igual queda pendiente).

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