En estos días de cuarentena, Carlo Costly se ha dado a la tarea de evocar en los medios su brillante carrera y en especial su efectivo paso por la Selección Nacional donde se le recuerda de muchas formas: El jugador de la pajilla en la boca, el amague parecido a una bicicleta, el “Aztecazo” o simplemente el solitario gol en Brasil’2014, dicho sea de paso, el tercer tanto de Honduras en los tres mundiales a los que ha asistido.