Problemática entrañable

ZV/6 de August de 2020/12:45 a.m.

Por: Segisfredo Infante

Es un entuerto vidrioso, relacionado con las entrañas del submodelo mercadológico mundial, tanto del “Occidente” como del “Oriente”. Y aunque como aficionados de la historia económica de todos los tiempos sabemos que la producción y el comercio son indispensables para la subsistencia de los viejos pueblos sedentarizados y, sobre todo, para las civilizaciones mismas, también sabemos que el trilema actual se deriva de aquel nuevo fenómeno ligado a la historia de las tres últimas décadas, en que el comercio global fue endiosado al máximo. Es como un nuevo becerro de oro de tres cuernos, pero de tamaño gigantesco, al pie del sacromonte Horeb. A partir del cual todos los demás valores occidentales y orientales han sido relegados a un tercer plano; o desechados hacia un rincón polvoriento de la “Historia”. Sobre todo los valores concernientes al “Espíritu”.

Nuestra gran problemática actual, derivada del endiosamiento del mercado, exhibe cuando menos tres dimensiones: Primera dimensión: La incapacidad sanitaria del macromodelo (sobre todo del submodelo) de enfrentar las posibles y probables epidemias con el fin anticipatorio de preservar la vida de las poblaciones nacionales, regionales y mundiales, especialmente de las personas humanas más vulnerables. Sospecho que en la mayoría de las facultades de medicina los jóvenes médicos nunca fueron formados para enfrentar una crisis sanitaria como la actual, a pesar que en las películas y documentales se hipotetizaban problemas similares; y a pesar que se sabía que en las dos guerras mundiales se utilizaron, sobre todo en Europa, armas químicas para neutralizar adversarios. Y que durante la “Guerra Fría”, a veces muy caliente, se fabricaron armas bacteriológicas sobradamente peligrosas. Ahora mismo los médicos y enfermeras arriesgan sus vidas preciosas todos los días y noches en los hospitales públicos, quizás también en los privados, tratando de salvar a sus prójimos mediante falencias o aproximaciones farmacológicas.

Segunda dimensión: Sócrates y algunos de sus seguidores, colocaron la vida del “Hombre” en el centro de sus preocupaciones filosóficas. En aquellos tiempos estaba en peligro la civilización griega. Pero nunca la supervivencia del “Hombre”. Sin embargo, los filósofos serios percibieron que la vida de los seres humanos civilizados era suplantada por las ambiciones, las difamaciones y las trivialidades de los oradores sofistas, incluyendo a algunos políticos de ocasión, que abusaban de la democracia. También percibieron que la civilización ateniense corría, de vez en cuando, un enorme riesgo con la irrupción de los nuevos imperios circundantes. Pareciera que incluso hubo una polémica sobre el tema del “poder” entre Aristóteles y su posible discípulo Alejandro Magno. Lástima grande que es casi imposible documentar esta discusión “amistosa”.

El verdadero peligro del desaparecimiento del “Hombre” como especie y de la extinción de todos los valores occidentales, comenzó en el discurrir despiadado de la “Primera Gran Guerra”, y fue percibido por pensadores, intelectuales y políticos de diversas tendencias. Los filósofos europeos más sobrios decidieron volver al estudio de los griegos clásicos y del pensamiento escolástico medieval, para arrancarle algunas preguntas y verdades al pasado. También le otorgaron mucha importancia a los idiomas clásicos y a la filosofía del lenguaje. Fue el momento en que también reaparecieron los existencialismos filosóficos modernos más fuertes, como el de Martin Heidegger, Jean-Paul Sartre y Albert Camus, muy diferenciados entre sí. Digo “reaparecieron” en tanto que previamente se había dado a conocer el existencialismo de Sören Kierkegaard y el de Miguel de Unamuno.

La idea negativa de la posible extinción del “Homo Sapiens” se recrudeció en el contexto macabro de la “Segunda Guerra Mundial”, y luego con la proliferación de las armas nucleares que se experimentaron durante la “Guerra Fría”. Sin embargo, es ahora mismo, con la pandemia global, cuando hemos percibido, observado y experimentado, como una probabilidad inmediata, el proceso de extinción concreta del “Hombre”. La maquinización extrema, tanto capitalista como socialista, había convertido al sujeto pensante en una entidad obsolescente, en una masa, pero todavía con vida. El nuevo virus (natural o fabricado) atenta contra el centro mismo del “Hombre”. No sólo contra los adultos mayores, habida cuenta que aquellos que desprecian a la humanidad tienen entre cuarenta y cincuenta años, y en pocos días también serán adultos mayores.

Tercera dimensión: El problema de la expansión rápida del virus se relaciona con un comercio internacional descontrolado. Esto conduce simultáneamente a un derrumbe de la economía mundial. Los mismos chinos están experimentando este decaimiento, en tanto que el principal destino de sus productos ha sido Estados Unidos y Europa. En consecuencia subrayamos la necesidad de encontrar un nuevo submodelo económico mundial que sea eficaz y que favorezca a todos los países, incluyendo a los más pobres, sin extraviar el principio de fraternidad humana. Estas son cosas que hemos reflexionado, desde las entrañas, a lo interno del “Círculo Universal de Tegucigalpa Kurt Gödel”.