Desde San Valentín algo se ha roto en Lakerland. Y no ha sido el amor incondicional entre aficionados. Es Anthony Davis, y, afortunadamente, ‘romper’ no es la palabra. Pero está siendo justo eso, el evitar que su big man se rompa (y por ende tenerle fuera de las canchas hasta saber qué pasa con ese Aquiles), lo que está haciendo que los Lakers pierdan la que ha sido su aura de casi imbatibilidad esta temporada.