45 AÑOS Y EN LA HORA PRECISA

ZV/10 de December de 2021/12:23 a. m.

45 años de recorrer el desafiante camino, no es una travesía cualquiera. Como decíamos ayer en esta columna de opinión. El periódico en sus inicios, y por varios años, solo fue su edición impresa. Un emprendimiento novedoso, en aquel tiempo, editado en rotativa offset y formato tabloide. Nada parecido a lo que era hacer prensa escrita, en hojas de papel tamaño sábana, impresas en linotipo, cuando nuestro director fundador, el abogado y escritor Oscar Armando Flores Midence, dirigía su primer empeño periodístico. Diario El Pueblo fue la voz oficial de la oposición –en lugares del interior de circulación clandestina– durante aciagos períodos de eclipse constitucional. Como memoria de esa historia irrepetible, conservamos la única fotografía suya que pudimos rescatar. Retratado en el pequeño rincón que le servía de oficina contiguo al portón de entrada de los improvisados talleres de impresión, ubicados en una casa alquilada del barrio El Jazmín. Lo recordamos, como si esa lejanía de años atrás hoy fuese el inmediato ayer.

De niño –entretenido tragando palabras– allí pasábamos, haciéndole incómoda compañía. Sentado –así sale en la toma– en un ocupado escritorio, escribiendo el editorial. Golpeando con dos dedos de las manos apresuradas las teclas bulliciosas de una máquina de escribir. Tejiendo palabras sin parar, a la velocidad vertiginosa que corre el pensamiento. Solo pausando –entre bocanadas de humo– para encender un cigarrillo King Bee y, entre párrafos, sacudir las cenizas. Décadas después, montamos LA TRIBUNA. El diario –en aquellos días solo impreso en papel– editado en la ciudad capital rápidamente adquirió indiscutido liderazgo de cobertura nacional. Sin embargo, lo que una vez fue innovador a riesgo de ser obsoleto debe reinventarse. “Nadie puede bañarse dos veces en el mismo río –“nada es, todo fluye”, filosofaba el inefable Heráclito– sin que hayan cambiado las aguas”. Bajo el imperturbable ritmo de los avances tecnológicos redescubrirse es un imperativo ineludible. Solo el cambio perdura. Ya dijimos que esta peste sanitaria deshizo la realidad que conocíamos y la forma de lidiar con ella, AC, antes del coronavirus. Ahora, DC, después del coronavirus, otra es la nueva normalidad. Los estados de antes desaparecieron. Fueron superados por los efectos asoladores del siniestro económico y sanitario; que ha perturbado hasta la forma de convivencia en sociedad. De la capacidad de cambio, giro de rumbo y de adaptación dependerá la suerte de vivir o perecer como pueblo y como nación.

A ello –no hay que ser candil de la calle y oscuridad de la casa– obedeció la reingeniería total de LA TRIBUNA Digital. Respetando, por supuesto, los simbolismos. El logotipo de la edición escrita, sigue siendo en tinta negra. Hay valores que deben conservarse, –como el buen hábito de la lectura que jamás debió perderse– ya que tienen una lógica razón de ser. Quien no lee es montón de la sociedad líquida y superficial. Se percibe mejor la letra negra sobre una hoja blanca. Y por ello el logotipo de LA TRIBUNA destaca a distancia sobre los demás. Igual, pese a sugerencias de cambiar en la portada la figura del Tribunito descalzo, bajo el argumento que los canillitas ahora tienen zapatos, preferimos dejarlo así. No se trata de indumentaria sino de representación. La Honduras de hoy –ha pasado el tiempo como si por aquí no hubiese pasado– no vence sus atávicos atrasos. El Tribunito altivo, es reflejo del orgullo, el ingenio y de la vivacidad del pueblo hondureño. Pero con sus pies desnudos, alegórico del doloroso sentido de la realidad que se padece. Ahora bien, en muchos otros aspectos, el cambio es la constante. El azul turquesa utilizado como color para el logotipo de LA TRIBUNA Digital es emblemático. Va de la mano con el eslogan “Una voluntad al servicio de la Patria”. Abrazados a los cimeros intereses de Honduras. Arropados con los colores de su Bandera Nacional. El azul turquesa (el azul de los mayas). Un pigmento asociado al equilibrio, la creatividad, el amor, la calma, la lealtad y la alegría. Posee propiedades sanadoras y protectoras. Ofrece frescura, relajación y bienestar al cuerpo y el alma. La oportunidad de los cambios efectuados como tributo a los 200 años de la emancipación política. Y lo precioso de los símbolos. En la hora precisa que la Patria se viste de gala –dijimos– LA TRIBUNA se reviste de Patria.