“¿SOBREGIRADO?”

ZV/17 de December de 2021/12:32 a.m.

CHILE va al balotaje este domingo. Otro duelo entre los extremos –allí también se agotó la moderación– después que desgastaron las opciones del centro izquierda y del centro derecha que durante años alternaron en el poder. Pero con ello también se marchitó el exitoso sistema económico con el que el país pudo asomarse a los umbrales del primer mundo. El mismo que los chilenos, –a la región y, en cierta medida, al mundo entero–ofrecían como ejemplo de bienestar. Todo iba bien después que lograron sacudirse a Pinochet venciéndolo en el plebiscito del “no”. Progreso económico en democracia –sin desarticular el modelo heredado– con celebrados avances sociales. Hasta que un modesto incremento de los pasajes del metro desbordó el caos en las calles. El gobierno arrinconado entró en pánico. Semanas enteras de protestas pero, asombroso, de quema de bienes públicos y privados, vandalismo, pillaje y saqueo de negocios.

De pronto, los reclamos satanizaban el ejemplar modelo, culpándolo de una profunda inequidad dentro de la sociedad. El gobierno –en mea culpa– confiesa su inexplicable ingenuidad. Ni este ni los anteriores se percataron del malestar en ebullición. La utopía deseada –pese a que superaron estándares de vida de muchas naciones europeas– no se alcanzó. Y en la medida que expertos y analistas dormidos salían, después del trueno Jesús María, con explicación al desbarajuste –atribuible al “mercado salvaje que los llevó a la precariedad extrema”– el gobierno y los políticos sitiados buscaban salida a la indignación de las multitudes revoltosas. Optaron –nadie debe asombrarse de los ilusos remedios a los que recurren los políticos– por convocar una convención constituyente. Para reemplazar –dijeron– la Constitución que les dejó el dictador. Aunque tampoco sea exacto que así fuese. La Constitución que van a cambiar es obra de las fuerzas políticas que vencieron en el plebiscito y a las que tocó gobernar alternándose el poder durante toda esta nueva etapa constitucional. No solo eso, sino que durante este período ha sido objeto de múltiples reformas inducidas, no por el desaparecido dictador, sino por las democráticas fuerzas políticas. La nueva Constitución que elaboran sin duda producirá el milagro de tornar la desigual sociedad en una totalmente equitativa. (Bajo el espejismo que es la letra de un documento lo que transforma los pueblos y naciones, y no las actitudes, las conductas y los comportamientos de la gente, el buen o mal uso que hagan de sus recursos, el aprovechamiento de coyunturas para favorecerse de los intercambios, el uso de la tecnología y de la ciencia, el sistema educativo en consonancia a la demanda del mercado laboral, la capacidad productiva y la compensación al esfuerzo, los factores que inciden para que el país sea competitivo en los mercados internacionales, los liderazgos políticos, los gobiernos que tienen, las políticas que dispongan, la voluntad de trabajar unidos para alcanzar un mismo objetivo, etc.).

Pues bien, la salida de Piñera junto a los políticos no fue revisar nada de lo anterior, sino que convocar una “olla de grillos” a redactar una nueva Constitución. Para meterle los enunciados populistas de moda. Que al final de cuentas serán ilusorios si el aparato económico, el sistema, los gobiernos, las personas, la sociedad, hacen lo que les plazca. Una cosa es el actuar y cosa distinta el lirismo del texto escrito. Este fin de semana se disputan el poder la izquierda más radical (el Frente Amplio en alianza con el Partido Comunista) y la ultra derecha conservadora. La amplia mayoría de los chilenos –eso interpretamos a la distancia– anhela que se realicen cambios, pero en orden y en paz. Quiere reformas –“nada es todo fluye”–pero tampoco blanden dogmas revolucionarios. Hoy muchos, después de tanta esperanza que tuvieron al palpar lo que ha obrado la asamblea constituyente de la misión encomendada, sienten decepción. Que la “olla de grillos” se ha sobregirado. Quien salga vencedor de la contienda tiene un desafío insoslayable. El equilibrio en el sistema, en el ejercicio del poder, solo posible de lograr en base a acuerdos. La prioridad es restaurar el fracturado pacto social descompuesto por la crisis del 2019. (El Sisimite ansioso de aprender cómo van a componer lo desarreglado).