Controversia en la Educación Médica: Internado rotatorio en Honduras: ¿Instituciones privadas como nuevo escenario?

MA/6 de April de 2024/12:45 a.m.

Por: Dr. Alejandro Herrera

El Hospital Centro Médico Sampedrano (CEMESA), en colaboración con la Universidad Católica de Honduras (UNICAH), ha desatado controversia en ciertos círculos médicos al lanzar un proyecto piloto para llevar a cabo el internado rotatorio en sus instalaciones, desafiando paradigmas y dando lugar a un nuevo debate.

El internado rotatorio en medicina tuvo su origen en Honduras en la década de 1970 como parte de una reforma en la educación médica. Su propósito fue brindar a los estudiantes de medicina una experiencia práctica y rotativa en diversas especialidades médicas antes de su graduación, con el objetivo de mejorar su formación clínica y prepararlos adecuadamente para la práctica médica. Aunque generalmente el internado rotatorio se realiza en instituciones públicas de salud en Honduras, como hospitales nacionales y regionales, existen casos en los que se establecen convenios entre instituciones privadas y universidades para que los estudiantes realicen parte de su internado en instalaciones privadas, aunque esto varía según la institución y la disponibilidad de recursos.

Aunque se trate de un proyecto piloto, no es la primera vez que se lleva a cabo el internado rotatorio en una institución privada. En los años 80, antes de la creación del Hospital Regional de Atlántida, médicos internos realizaron su internado rotatorio en el Hospital Vicente D’Antoni en la ciudad de La Ceiba.

El internado rotatorio en instituciones privadas ofrece una amplia gama de experiencias en diversas especialidades médicas y casos clínicos en un escenario diferente, así como acceso a tecnología moderna que enriquece la formación de los estudiantes. Además, proporciona supervisión personalizada por parte de médicos y especialistas, lo que permite una atención más individualizada y facilita las discusiones clínicas.

Las desventajas del internado rotatorio en instituciones privadas incluyen el acceso limitado a pacientes de bajos recursos, ya que estas atienden principalmente a personas con seguro médico o cierta capacidad económica, lo que restringe la exposición de los estudiantes a una variedad de casos. Además, el costo financiero adicional que algunas instituciones privadas podrían exigir a los estudiantes puede resultar prohibitivo para algunos, y la menor diversidad de casos clínicos en comparación con los hospitales públicos más grandes y variados podría limitar las oportunidades de aprendizaje de los estudiantes.

Al final es una realidad que muchos médicos que se desempeñan en instituciones públicas también lo hacen en instituciones privadas por ende la formación en una u otra medida debería exponerlos a todos los escenarios donde probablemente desempeñen sus funciones.

Considero que es crucial que la educación médica se expanda y se abra a más oportunidades de entrenamiento. El siguiente paso podría ser establecer convenios para ofrecer programas de postgrado en alta especialidades y subespecialidades que carece el país como cardiología, nefrología, endocrinología, urología, entre muchas otras, que actualmente no están disponibles en el país a pesar de contar con profesionales capacitados en estas áreas. Esto permitiría que nuestros médicos tengan la oportunidad de especializarse dentro del país. Creo firmemente que los monopolios académicos no nos llevarán a ninguna parte, especialmente teniendo en cuenta que en una nación de 11 millones de habitantes y con más de 18,000 médicos, una sola institución pública ofrece menos de 250 cupos para especialidades.

Durante mucho tiempo, un grupo de médicos en el país ha obstaculizado el avance de la formación médica nacional, argumentando que hay demasiados médicos. Sin embargo, muchos médicos jóvenes han buscado formación en el extranjero por su cuenta, sin apoyo institucional o gubernamental. Estas mismas generaciones que no apoyan a los médicos locales, luego se sorprenden cuando se considera la contratación de médicos extranjeros, como los de Cuba.

Personalmente fui formado en la universidad nacional y valoro su enfoque en la salud pública y gratuita, también reconozco sus limitaciones y deficiencias. La falta de reformas y la corrupción han dañado los servicios de salud y, en consecuencia, la formación de nuevos médicos. Aunque el sistema de salud pública debe ser el principal proveedor y asegurador de salud en el país, las instituciones privadas, a través de acuerdos, pueden complementar aquellos aspectos en los que el sistema público carece de eficiencia y tecnología. Otros países, como Guatemala, Costa Rica, Colombia y sin número de otras naciones, ya cuentan con programas de formación de médicos y especialistas en instituciones privadas.

Resulta interesante observar cómo, años atrás, la controversia surgía cuando una institución privada, como la UNICAH, realizaba prácticas médicas en hospitales públicos; sin embargo, ahora vuelve a generarse controversia cuando una institución privada busca establecer convenios con otra institución privada.

Podríamos concluir que no es idóneo tener experiencia en solo el escenario público o privado. Más que ser excluyentes debería complementarse el uno al otro y así proponer una formación médica holística. Al final debemos reconocer que las instituciones públicas no podrán formar y emplear completamente a todo el personal médico, por lo que considero importante explorar oportunidades en el sector privado, donde más de la mitad de los nuevos médicos probablemente trabajarán y desempeñarán sus funciones.

Felicitaciones a CEMESA y a la Universidad Católica por dar un gran paso en la formación médica en el país y por abrir nuevas fronteras en la educación médica en Honduras, un paso que ya se debió haber dado hace mucho tiempo.

Texas Tech University
Health Science Center
Internal Medicine Department
Incoming cardiovascular Fellow

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