Lorenza Durón
En la antigua Grecia el polis era una comunidad de ciudadanos comprometidos en la vida política y en la gobernanza. Aunque el grado de involucramiento varíe, podemos decir que a todos cuantos participamos en la búsqueda del bien común y el florecimiento de la comunidad somos políticos, quizá estadistas. Para Aristóteles la política no se trataba simplemente de la búsqueda del poder o la ganancia personal, sino sobre el cultivo de la virtud y la promoción de una sociedad justa y armoniosa, en cuanto que un camino para alcanzar la plenitud. En su concepción, el político no es el operador pragmático de la maquinaria gubernamental, sino un líder moral y ético que encarna las virtudes necesarias para cultivar el florecimiento de la sociedad.
Se ha tratado de designar la plataforma X como la nueva plaza pública en la que se reúnen los ciudadanos a discutir los asuntos de la acrópolis mundial. Algunos equiparan dicha plataforma al coliseo romano, donde los ciudadanos se regocijan en la descarga de emociones, frecuentemente furiosas, aun crueles. No es esa la participación democrática que nos genera eudaimonia, pero con una buena curaduría de nuestro espacio virtual, podemos cultivarnos de la sabiduría práctica (phronesis) y virtud moral (arete) que Aristóteles aconsejó para navegar por las complejidades de la vida política y la gobernanza. Una adecuada participación en las discusiones de la “plaza pública” en efecto puede cambiar la forma de pensar de los tomadores de decisión. Para el caso, la energía nuclear ya no es considerada un peligro o tema políticamente polarizante porque ha llegado a permear la buena idea de generarla en forma limpia y fiable, desvirtuándose los mitos en el debate abierto que provee X. Bitcoin puede llegar a cuajar si suficientes personas llegaran a sumarse por virtud de estar expuestos a los promotores de las criptomonedas por vía de estas plataformas que proveen la información que persuada a una masa crítica de usuarios. La sensatez libremente expresada puede derribar el muro mediático que defiende en coro políticas absurdas que generan guerras y pobreza.
Las mejores ideas prevalecen, se confrontan, a veces se corrigen en las refutaciones que admite una plataforma como X. Pero, como el cabello que se despeina y crece, hay que darle forma rutinariamente porque el algoritmo está diseñado para ofrecernos lo que le conviene a la plataforma, es decir, lo que nos mantenga como “zombis adictos a los chunches tecnológicos”. Dicho esto, la exploración silvestre en X y otras plataformas que nos ofrecen conocimientos es valiosa si nos dirige hacia nuevos textos, a textos del dominio público* y otros vehículos de formación e investigación que mejoren nuestras capacidades de ciudadanos gestores de política pública, o mejor dicho políticos, a mucha honra y eudaimonia.
*de escritores que, como Aristóteles y Platón, murieron hace más de 75 años. Hay miles en gutenberg.org archive.org y otras