Crimen desorganizado

ZV/29 de April de 2024/12:04 a.m.

Por: Otto Martín Wolf

Sin fingir candidez, me es imposible ponerme en el lugar de los delincuentes, por lo tanto también me es difícil conocer lo que pueda haber en la cabeza de quienes hacen del delito su profesión, forma de vida, enriquecimiento y, también su forma de muerte.

Dicho lo anterior, de todas maneras hay algunas cosas que me intrigan especialmente y es la poca especialización de la mayoría de los criminales.

Con el desarrollo y modernización de la sociedad, cada vez se vuelve obligatorio para un profesional de la medicina -por ejemplo- lograr una buena posición y clientela si no se especializa en alguna de sus ramas. Igual sucede con odontología, ingeniería, leyes, etc. el público requiere y busca especialistas en casi todo.

El crimen, organizado o desorganizado -como profesión- es una de las pocas actividades que no ha evolucionado. Por el contrario, conforme el mundo avanza más bien pareciera ir retrocediendo.

Veamos: El narcotráfico en todas sus variantes, es sumamente lucrativo, cierto? Muy bien, entonces por qué quienes se dedican a este rentable negocio tienen que combinar su actividad con otras áreas de la delincuencia no directamente relacionadas?

Me explico: El lógico que el asesinato sea parte de la actividad de los narcotraficantes, de lo contrario cómo van a defender su territorio, eliminar la competencia y cobrar deudas pendientes, eso se entiende.

Pero, ¿por qué los narcotraficantes también tienen que dedicarse al secuestro o la extorsión e inclusive al sicariato cuando ésta última actividad no está relacionada con su negocio primario que es, como se dijo, el narcotráfico?

¿Verdad que no parece una forma moderna de manejar su profesión?

Los narcos deberían de especializarse. Asesinatos por luchas territoriales, de acuerdo. Soborno para manejo de su mercadería, también. Compra de autoridades para que se hagan de la vista gorda, sip!

Pero qué tiene que ver un narcotraficante con violación? Nada, ese crimen asqueroso debería de estar en manos únicamente de los violadores y degenerados.

Igualmente los extorsionadores. No es lo mismo extorsionar a los dueños de una empresa de transporte (que arriesgan sus unidades y hasta el negocio entero) que hacerlo con los conductores que lo único que pueden perder es el empleo y, claro, a veces la vida.

Extorsionar a la pobre dueña de un puesto en el mercado no es lo mismo que hacerlo con el propietario de un próspero negocio de abarrotes y, mucho menos, con los accionistas de cadenas de supermercados.

No se puede aceptar que un mismo criminal se dedique a esas tres áreas y caer en la misma clasificación porque, si lo pensamos bien, cada una de ellas es diferente.

No es lo mismo, tampoco, robar automóviles que hacerlo con rastras o cabezales. Cualquiera con dos dedos de frente (o un buen pasamontañas) sabe que los clientes son diferentes. Los que compran autos robados para desguazarlos y venderlos en piezas son distintos a los que lo hacen con vehículos de trabajo pesados.

Piénselo bien, si usted se roba una aplanadora, cuyo uso primario es la construcción de carreteras, no se la va a vender a los que tienen un negocio de taxis, no es cierto?

Ahora, de lo más incongruente que existe es cuando el crimen lo cometen aquellos cuya profesión es combatirlo, eso sí que no lo entenderé jamás.

Un policía, contratado para defender a los ciudadanos de los ladrones, nunca debería dedicarse a robarlos, al igual que el delincuente nunca va a servir y proteger a los ciudadanos, verdad?

El policía es policía y el ladrón ladrón, no deberían meterse en áreas que no son su especialidad!

Donde es aún más difícil de entender es en la combinación que algunos hacen de servidores públicos y ladrones.

Se supone que quienes luchan por un cargo en el gobierno lo hacen porque, según declaran en sus discursos, “quieren ayudar al país”.

No hay ninguno que jamás haya dicho: “Quiero enriquecerme, por eso estoy en política”, excepto el candidato a la alcaldía de Sao Paulo, Brasil, Ademar Pereira, cuyo lema de campaña fue “Robo pero hago”. ¡La historia es verdadera y, también, que el hombre ganó la elección! Esa combinación de especialidades sí es aceptada.

A los demás, la gente -siempre confiada y creyente- les elige sólo para encontrarse que se están dedicando a ejercer su trabajo de la misma manera que quien los precedió, cometiendo los mismos desafueros y delitos que el anterior.

Entonces en qué quedamos? Venían a salvarnos y más bien se convirtieron en la amenaza!

Bueno, seguiremos teniendo confianza y esperamos que el próximo sea realmente diferente y que el cambio tan deseado al fin se produzca…

¿Qué locura acabo de decir? ¡Debe ser por el calor!

ottomartinwolf2@gmail.com