Covid-19: ¿la economía o la gente?

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18 de marzo de 2020
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12:09 am
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Covid-19: ¿la economía o la gente?

Por: Antonio Flores Arriaza
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Quizás Taiwán sea un muy buen ejemplo en la lucha contra del Covid-19. Actuaron pronto buscando reducir la propagación del virus. Y los pocos casos que presenta sugieren que no están sufriéndolo como otros países en Europa. El Salvador lo está haciendo: aun no tiene ningún caso. Hay que observar qué están haciendo para tratar de aprender.

Un buen porcentaje de casos es asintomático y un 26% de los casos de contagio suceden antes que el portador presente síntomas. Así que las posibilidades de contagio son muy elevadas. Hoy Italia tiene más casos que los que tuvo Wuhan en su crisis y, ya hoy, el índice de contagio diario de Italia no es el más alto de Europa. Ya hay 13 países cuyo porcentaje de contagio se duplica cada dos días.

La estrategia debería ser lograr que suceda una menor frecuencia diaria de contagio para que la cantidad de personas que requieran hospitalización sea reducida y por goteo y no ocurra la presencia masiva de personas demandando esa atención, como sucedió en Wuhan al no estar preparados para afrontarla, por lo inesperado de la enfermedad pero, muy diferente, en Italia, por no asumir prontamente las medidas de control social para reducir el contagio. Cuando en Wuhan se impuso el aislamiento social: el contagio se detuvo en forma contundente. Pero, el resto del mundo no ha querido aprender de esta experiencia.

El principio en la estrategia de prevención es que, en la prevención primordial, si el problema aun no existe, se debe actuar sobre el ambiente para reducir las condiciones ambientales que favorecen la aparición del problema, de tal manera que, si el problema sucede, no tenga un terreno fértil para propagarse y su impacto sea reducido causando el menor daño posible. Reducir el daño es importante para mermar la discapacidad.

Si el contagio sucede de humano a humano: hay que reducir el contacto entre humanos. Elemental.

Así que, las autoridades responsables, deben actuar YA (y no cuando el problema empiece a diseminarse) para reducir al máximo la movilidad humana, se deben prohibir las concentraciones de personas de cualquier tipo (políticas, religiosas, sociales, culturales). Las concentraciones para celebrar eventos culturales regionales y los desplazamientos de grandes grupos para llegar a la playa deben prohibirse. Se debe tomar la decisión de qué es lo prioritario: la gente o la economía.

Pero, si se decide que lo prioritario es la economía (como parece que han optado en nuestro país al seguir auspiciando el próximo feriado de Semana Santa para que la gente viaje a las playas y otros lugares de concentración turística y, continúan autorizando la llegada de cruceros turísticos con miles de personas que provienen de países con alta incidencia de Covid-19 ya podemos pronosticar que tendremos una epidemia pasmosa que destruirá esa economía que están priorizando). Entonces tendremos altísimos costos para atender la gran problemática de salud que luego quedaremos pagando con sufrimiento de la economía.

Es importantísima la educación en salud para informar correctamente y la gente actúe en consecuencia. La información correcta debe ser una estrategia esencial para orientar el comportamiento adecuado de la población (para lo que debería constituirse una comisión especializada que se mantenga constantemente trabajando en crear la información correcta que debería diseminarse por todos los medios posibles y patrocinar iniciativas de los medios de comunicación privados bajo supervisión para asegurar la objetividad del mensaje y sancionar a aquellos que divulgan información incorrecta). Es importantísimo contrarrestar la información incorrecta y tendenciosa ya que tiene un gran poder para generar tensión (estrés) en la población y, esta condición, contribuye, no solo a causar crisis social, sino que también afecta la capacidad inmunitaria del organismo para resistir los ataques de los gérmenes. Punto central en este problema. Ha sido probado científicamente (desde antes del Covid-19 que ha venido a reafirmarlo) que existe una significativa correlación positiva de tal manera que, a más tardías medidas de aislamiento social, mayor cantidad de muertos por epidemias de virus. Se estima que aplicar medidas de aislamiento social unos 20 días antes de la crisis es capaz de reducir la mortalidad a la mitad. Hoy, la experiencia de Wuhan, muestra que, luego de adoptar esa medida, la impresionante enfermedad empezó a controlarse doce días después.

La estrategia más apropiada parece ser la contención que consiste en identificar prontamente a los enfermos, aislarlos socialmente de inmediato, investigar los posibles contactos humanos que ha tenido recientemente (lo que implica personal dedicado a buscarlos como si fueran detectives detrás de un sospechoso), colocar a estos en cuarentena supervisada o con seguimiento para evaluar su evolución y, paralelamente, proveer al personal de salud de la máxima protección en vestuario que les permita evitar el contagio al que están sometidos constantemente por su contacto con los enfermos, evitando así que, este personal, sea un medio para diseminar el contagio. Estas medidas deben aplicarse de golpe y no hacer un escalamiento. Es de destacar que el 26% de los contagios suceden antes que el portador presente síntomas: así que no es de confiarse.

De no hacer este control, entonces ya veremos caer nuestra economía cuando, el incremento de casos, obligue (quiera o no el gobierno) a cerrar los negocios debido a que la gente está incapacitada. Que nuestra población posea teléfonos celulares es una gran fortaleza ya que ello ayudaría para que se promueva teletrabajo y evitar que el personal llegue a los centros de trabajo. El gobierno debería ordenar a las empresas de telefonía a reducir sus tarifas y ampliar el derecho de uso tanto de celular como de internet. La entrega de pedidos en el destino (especialmente de supermercados y farmacias) debería incentivarse para reducir la movilidad de la clientela.

La enseñanza de esta pandemia es que el humano debe desarrollar mayor solidaridad y comprender que “dando es como recibimos”: entrega el sacrificio de tu autoaislamiento y recibirás salud mientras pasa el impacto del virus. Quédate en casa.

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