La “madre del cordero”

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12 de mayo de 2020
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12:27 am
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La “madre del cordero”

Juan Ramón Martínez

En la década de los setenta del siglo XIX, circulaba en Guatemala –que todavía respiraba con el gusto de Capitanía General– que en Honduras “había liberales; pero no existía un partido liberal”. Después, un analista –de esos ligeros que dicen cosas para impresionar–, escribió que aquí en Honduras, no había partidos conservadores, porque todos los partidos eran ramas, desgajadas del gran árbol liberal de la revolución “policarpista” que, con apoyo de José Santos Zelaya, derribó el gobierno de Domingo Vásquez en 1894. Ahora, muchos años después, la cosa es más grave: no hay partido liberal; ni tampoco liberales. Los “liberales” hondureños, en forma extraña, han tenido muy poco apego al tema económico, al perfeccionamiento de la democracia política; ni interés en el crecimiento de la participación ciudadana en el ejercicio del poder. Claro, hay sus excepciones. Su contribución es que, diferenciaron en el ejercicio gubernamental, “mucha política y poca administración”. En sentido inverso, los más conservadores, se preocupaban más de la administración que de la política. Por ello es que Marco A. Soto y Ramón Rosa, no son liberales hondureños, una especie política, rara y de difícil definición. Incluso ahora.

Desde el 2009 que Manuel Zelaya hirió de muerte al Partido Liberal, esta institución no ha podido ponerse de pie. Y su caudal electoral, ha disminuido en forma casi exponencial de forma que, si en las próximas elecciones fuese solo, –siendo muy optimistas–, no creemos que consiga más de 200,000 votos. Pocos más que Villeda Morales que en 1954 logró 122,000. La mayoría relativa, de acuerdo a la ley de entonces. En 1957, el PL, empezó un gran crecimiento electoral, que después de la penumbra militar impuesta por López Arellano, resplandece nuevamente con Suazo Córdova; sobrevive precariamente por los afanes continuistas de este y su encono contra Azcona. Después, aunque crece, Callejas concita mayor respaldo electoral. El PL se recupera con Reina, sigue subiendo con Flores e incluso con Zelaya que, en forma apretada y con cierta duda, se hace con la mayoría. Santos pese a las dificultades, logra mantener un volumen electoral importante. Las cifras empiezan a decaer con Mauricio Villeda y tienen su punto más bajo, con Orlando Zelaya que es el peor y más torpe candidato del Partido Liberal, en toda su historia.

OZ es raro, políticamente. No cree en el valor y las fuerzas de las masas. Ni en la conveniencia que el Partido Liberal se articule con las necesidades, miedos y ansiedades del pueblo, para que descubra que ellos representan mejor sus intereses, que los nacionalistas. Además, OZ tampoco cree en la participación popular. No trabaja en la organización de sus bases; no actualiza su minuta ideológica; ni mucho menos, aporta visiones económicas que hagan sentir a la gente sin compromiso partidario, que los liberales son la alternativa para mejorar sus vidas. Los recursos estratégicos y tácticos de OZ y del grupo de “jóvenes” que le aúpan, son muy sencillos. Estratégicamente, cree que la soberanía nacional reside en Nueva York. Que de allá saldrán las órdenes para que JOH deje la Presidencia, sin claridad sobre qué hacer después que ello haya ocurrido. Y tácticamente, teniendo pena de sus malos resultados, consideran que el PL tiene que ser vagón de cola, en la acción destinada a derrotar al Partido Nacional en las próximas elecciones. Sin preguntarse, cuál será la postura del PL, el día después que Nasralla –el que sin partido– tiene más posibilidades de derrotar, si se dan algunas circunstancias especiales, al PN. Sin programa, equipo y propuestas para enfrentar la crisis que, heredaremos de la actual administración nacionalista.

La idea que USA decide el destino nacional es antigua. Paulino Valladares, que promovió a Carías, dijo que allá es donde “está la madre del cordero”. Los liberales de entonces, la rechazaron y, siempre fueron, discretamente antigringueros, imperceptiblemente. Pero los estadounidenses nunca lo olvidaron. Willauer se opuso que eligieran a Villeda Morales porque lo consideraba comunista. López Arellano, usó el mismo argumento, –sosteniendo que el gobierno estaba lleno de comunistas–, para justificar el golpe militar.

A OZ, esto no le interesa. No es liberal. Tiene la vista puesta en Nueva York. No le preocupa el país. Lo que quiere es sacar a JOH. Aunque en el esfuerzo, muera el PL.

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