ENTRE LA PREOCUPACIÓN Y LA ACCIÓN

MA
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15 de mayo de 2020
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12:20 am
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ENTRE LA PREOCUPACIÓN Y LA ACCIÓN

LAS burocracias internacionales –gemelas de las domésticas– caminan, a paso lento, con los pies hinchados. Todas son parecidas. Los bancos internacionales de crédito, creados para asistir a las naciones con empréstitos en tiempos normales, con más razón debiesen sacudirse de la pachorra acostumbrada cuando ocurre un cataclismo. Reaccionar como si estuviesen despiertos, no para alimentar recursos a cuentagotas, sino en la magnitud acorde con la gravedad de los daños causados. El Banco Mundial no pasó del anuncio que hizo meses atrás –observando impávido cómo se desmorona el mundo– de una moratoria temporal al pago de deuda bilateral con los miembros del G-20. Nada sobre la multilateral, y a la fecha de hoy, estos pintorescos paisajes acabados, continúan a la espera de lo concreto. La Corporación Financiera Internacional –una de las tías zanatas– el brazo privado del BM, no ha dicho ni pío sobre la asistencia directa que debiese estar dando al sector privado.

Igual, ese foro mundial donde se debaten los problemas del mundo. Pueden matarse unos con otros en áreas de conflicto, sin que el órgano que vela por la paz mundial, interceda. Cuesta sacar resoluciones en el Consejo de Seguridad, cuando el veto mata cualquier iniciativa; y cuando al final sale algo, resulta en términos tan diluidos, virtud de negociar consensos, que poco efecto tiene en los destinatarios. Son acostumbrados los pronunciamientos de preocupación de la Secretaría General refiriéndose a disputas o a desgracias que ocurren en el planeta. Sin embargo, que la Secretaría General se preocupe por algo a nadie alivia. La voracidad de los enfrentamientos o la profundidad de las angustias que se sufren, responden a acciones no a manifestaciones. Hace unos 20 días atrás la representante permanente de Honduras ante Naciones Unidas, dirigió una nota a la Secretaría General, explicando la naturaleza de un pedido que, para el pueblo hondureño, es perentorio como de extrema importancia. El texto de una nueva misiva habla por sí mismo: “Pláceme dirigirme a su excelencia –escribe la embajadora hondureña al SG Antonio Guterres– con fines de un respetuoso pero necesario recordatorio”. “Esta calamidad que agobia al mundo y por supuesto, en mayor intensidad a naciones como la nuestra, de recursos muy limitados, hace que las urgencias no puedan esperar”. “Cada minuto perdido, sin contar con las herramientas indispensables para enfrentar la colosal amenaza sanitaria y como consecuencia del aislamiento aconsejable, la parálisis económica, pesa sobre nuestros pueblos, con agravada fuerza”.

“Hemos permanecido muy atentos de recibir respuesta satisfactoria a la solicitud del 24 de abril del 2020, dirigida a la Secretaría General”. “En ella pedimos a usted interceder con la premura que el caso demanda, en los canales ligados a Naciones Unidas, para que nuestro país y pueblo pueda obtener, como mínimo, 250 mil kits completos para efectuar las pruebas médicas que permitan cumplir con las recomendaciones internacionales y salvar vidas”. “Si bien, desde la fecha en que dirigimos la nota –ya corren 20 días– nuestro país, por medios propios, ha fortalecido su capacidad para practicar pruebas clínicas, mucho se apreciaría la gestión directa del Secretario General, en las fuentes que disponen de ellas”. “De obtenerlas, en la cantidad suficiente, permitiría mayor celeridad en los operativos, asegurando la protección de vidas preciosas y evitar rebrotes de contagios indeseables”. “La dignidad del pueblo hondureño, como la de cualquier otro, merece que se le atienda”. “Más aún mediando una solicitud planteada directamente al Secretario General, y a la gravedad de la tragedia que, cada minuto, cada hora, cada día que pasa podría significar una diferencia de salvar vidas humanas o perderlas”. (Cualquier cosa que resulte de la gestión, el sentido de humanidad detrás de la solicitud queda expresado. Lo que toca es evidenciar cómo operan los ejecutivos internacionales).

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