Consumir lo hondureño, no hay otra alternativa

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21 de mayo de 2020
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12:30 am
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Consumir lo hondureño, no hay otra alternativa

Por: Carlos Medrano
Periodista

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Una de las mejores maneras de ayudarle a las Micro, Pequeña y Mediana Empresa (MIPYMES) en Honduras, después del devastador paso de la pandemia COVID-19, será darle mayor volumen de trabajo, para que se recuperen de este mal y traumático momento.

Ya esa política de dar subsidios, bolsas solidarias, programas de solidaridad, bonos o cualquier cosa que se parezca a los programas asistenciales del gobierno, no ha tenido los resultados esperados, la pobreza no ha disminuido, lejos de eso ha aumentado, y al final la gente no aprende a subsistir con ingenio, creatividad y resiliencia, en este mundo competitivo que nos toca vivir.

Esa política de empobrecimiento y dependencia en el que se ha sometido a las clases más desposeídas del país, que no es más que una moderna esclavitud y dependencia de las masas que después le deben obediencia al gobernante de turno, son de las cosas que deben de cambiar radicalmente después del coronavirus.
Las políticas equivocadas de los gobiernos han destruidos a las Mipymes, por ejemplo, hablemos de una sastrería, mencionemos al popular Bartolo, propietario del emblemático negocio de moda llamado Bartolini, quien debe de competir con la ropa importada, con los famosos bultos procedentes de Estados Unidos.

Dicha ropa tiene atestada a las grandes ciudades, con precios muy bajos, con inmuebles en donde hay interminable cantidad de ropa de todo tamaño, color y moda, que se exhibe abiertamente y que se ha convertido en un paseo obligatorio de quienes no tienen grandes recursos para vestirse en los moles o botiques con talla a la medida.

¿Por qué no prohibimos o vedemos más ropa importada de bulto durante unos 2 a 5 años, para darle oportunidad a las sastrerías o costureros de elaborar pantalones y camisas para los hondureños?
Lo mismo podríamos hacer con los zapatos importados, que prácticamente han quebrado a la industria del calzado hondureño.

Dicho negocio, cuyo pago es en efectivo y que han tenido un crecimiento vertiginoso en regiones como el Zonal Belén, en la capital de la República, no estamos seguros cuánto aportan al fisco.

Y así podríamos mencionar cientos de negocios que podrían elaborarse en Honduras para no necesitar importar del exterior, gastando los pocos dólares que tenemos y que necesitaremos para cosas realmente prioritarias para subsistir como país.

Empecemos a apoyar a la carpintería hondureña y ya dejemos de adquirir esos muebles elaborados de aserrín y pegamento, procedentes de China, iniciemos a obtener productos de cuero porque ya existen piezas lindas y de calidad en nuestro país; consumamos el café empaquetado en bolsas coloridas e ingeniosas y de extraordinaria calidad.

Ya nos hemos especializado en alimentos procesados como encurtidos, pastas de ajo, tomate, y otras legumbres, las populares papas y tajadas de plátano tan suculentas.

La carne hondureña ya tiene una calidad aceptable, existe una lista interminable de buenos dulces y repostería; hay productos para el hogar que pueden embellecer cualquier vivienda en el país.

Hay arte en Honduras, también oferta gastronómica, pasión, y otros recursos, lo que necesitamos es reenfocarnos, reorientar nuestras políticas para dirigirlas a favorecer a los más pobres en el país, todo es tener voluntad política de todos los sectores.

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