Desinfodemia

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10 de junio de 2020
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12:26 am
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Desinfodemia

Fernando Berríos
Periodista

En medio de la crisis sanitaria que se enfrenta, ante un enemigo invisible y desconocido, Honduras no debería permitirse caer en las garras de la desinfodemia, una tendencia nociva y mal intencionada que la Organización de las Naciones Unidades para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) ha calificado como “muy peligrosa”.
Eriza la piel leer como políticos, periodistas, especialistas de la medicina, académicos y ahora hasta religiosos se afanan por ser tendencia en las redes sociales sin importarles que, ese inescrupuloso interés, lo consigan a costas de compartir cuanta noticia falsa, engañosa o manipulada llegue a sus manos.

Antes de compartir una información, pregúntese: ¿Estoy seguro que es verdadero lo que voy a compartir?, ¿A quién beneficia y a quién afecta esta información?, ¿La fuente es confiable?, ¿La red o medio de esta información está certificada?

En Honduras, la infodemia y la desinfodemia vinieron de la mano del nuevo coronavirus Covid-19. Millones de textos e imágenes con contenidos falsos, divulgados con el afán de beneficiar a unos y afectar a otros.
La Unesco ha dicho en un reporte que “estas mentiras han ayudado a allanar el camino de la infección y han contribuido a sembrar el caos en las sociedades que están respondiendo a la pandemia”.

Honduras no ha sido la excepción. Muchos, sin el conocimiento debido, han cuestionado las salas de atención para Covid-19, los respiradores artificiales, la calidad de las mascarillas hechas en Honduras y los protocolos MAIZ y CATRACHO impulsados por connotados médicos hondureños.

No hablamos del derecho a debatir, hablamos expresamente sobre la difusión de noticias falsas sobre temas sensibles que peligrosamente pueden generar mucha desconfianza entre una población que, ya de por sí, no sabe qué hacer.

Aunque estos protocolos han tenido el reconocimiento internacional, en Honduras algunos personajes dijeron que deben ser tirados al cesto de la basura.
Es en este punto es donde la desinfodemia se puede convertir en un mal peor que la misma enfermedad, porque puede conllevar a perder vidas valiosas víctimas de las desinformación.

Los componentes del tratamiento MAIZ no fueron inventados en Honduras ni son nada del otro mundo, se trata de Microcidyn que es un antiséptico desinfectante, ivermectina que es un antiparasitario, zinc que es una vitamina y azitromicina que es un antibiótico.
¿Por qué debe ser tirado a la basura si esto son medicamentos que por décadas han sido prescritos, solos o acompañados, para curar enfermedades?

Sí estamos de acuerdo en informar correctamente: Si bien este conjunto de fármacos le ayudará a reducir la carga viral, NO lo van curar si tiene Covid-19 ni van a evitar que usted sea infectado si no cumple las medidas de bioseguridad como usar mascarilla, lavarse las manos con jabón, mantener la distancia social y usar gel desinfectante.

La Organización Mundial de la Salud ha identificado la “desinfodemia” como una verdadera “segunda enfermedad” que acompaña al COVID-19.
El periodismo podría ser una pieza clave en el meollo, sin embargo, algunos han cedido a la tentación de compartir información falsa o errónea, poniendo en entredicho la rigurosidad que demanda un buen periodismo.
La Unesco cita que sobre la base de un análisis de aprendizaje automático (machine learning) de 112 millones de posteos en redes sociales realizados en 64 idiomas sobre Covid-19, la Fundación Bruno Kessler detectó que un 40% de los mensajes provenían de fuentes poco fiables.

Otro estudio, elaborado por la Fundación Observatorio de “Infodemia” COVID-19, que utilizó técnicas de aprendizaje automático, encontró que casi el 42 % de más de 178 millones de tuits relacionados con la enfermedad fueron producidos por bots. El 40% de ellos, además, fueron calificados como “no fiables”.
En marzo fueron identificados en Facebook alrededor de 40 millones de mensajes problemáticos relacionados con COVID-19.

Ante el hallazgo, la empresa advirtió: “Cientos de miles de fuentes/elementos de información errónea pudiendo acarrear un daño físico inminente”.
Antes de volver a compartir información falsa o errónea, recuerde: La desinfodemia es mortal y puede ser más letal que el mismo coronavirus Covid-19.

[email protected]
Twitter: @BerriosFernando

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