David Medina: ¡el adiós a un hombre bueno!

MA
/
29 de julio de 2020
/
01:07 am
Síguenos
  • La Tribuna Facebook
  • La Tribuna Instagram
  • La Tribuna Twitter
  • La Tribuna Youtube
  • La Tribuna Whatsapp
David Medina: ¡el adiós a un hombre bueno!

Oscar Lanza Rosales
[email protected]

Esta pandemia ha llenado de luto a más de mil familias hondureñas. Nos está dejando huérfanos de conocidos y amigos.
Entre esos amigos, hoy quiero rendirle un homenaje al licenciado David Medina Matute, por quien, sus familiares y amigos, hemos derramado lágrimas, por sus grandes dones humanos, de cariño, servicial y simpatía. Me acompañó en varios viajes a La Esperanza y San Pedro Sula, y disfruté su compañía, por las amenas anécdotas e historias que contaba y sus carcajadas.

Con David nos conocíamos, desde 1970, en que ingresó a Educrédito, que estaba adscrito al CCTI. Pero es en los últimos tres años, que nos hicimos buenos amigos, formando parte del equipo, en la elaboración de la biografía de uno de los hombres más memorables, del desarrollo nacional, como lo fue el ingeniero Benjamín Membreño Marín -el primer ministro de Agricultura, fundador de la ANDI, CCTI y Educrédito, entre otros- y a quien David, le rendía una reverencia total, por varias razones, entre ellas por todas las buenas obras que don Mincho -como funcionario público- realizó por su querido pueblo Jesús de Otoro, y por todo el apoyo y consideración que le brindó a sus hermanos y a él especialmente, en su trabajo y estudios.

Contaba David, que en 1970, don Mincho se lo encontró trabajando de conserje en Rivera y Compañía, y le preguntó ¿cuánto ganas? Al responderle que 75 lempiras al mes, lo invitó a que se viniera a trabajar con él a Educrédito y que le aumentaría a 120 lempiras. Ahí, hizo carrera y llegó a ser contador general y después director administrativo.

Desde entonces nació una excelente relación, que con un par de anécdotas ustedes se darán cuenta de la gran consideración que don Mincho le tenía a David.

En diciembre de 1973, el ingeniero Membreño recibió la importante visita del embajador del Estados Unidos, Felipe Sánchez, y procedió a presentarle el personal de Educrédito, finalizando con David, que acababa de llegar de recoger la correspondencia del Correo Nacional, diciéndole Membreño al embajador: “faltaba el office boy (conserje), una persona muy importante”, y para sorpresa de todos los presentes, agregó: “Lo estoy preparando para que sea el director de Educrédito”. Unas frases de motivación, que decía David, nunca olvidó.

El ingeniero Rolando Handal, que fue directivo de Educrédito, allá por 1980, en representación del sector privado, recuerda que una vez David, en su calidad de contador general, hizo una presentación magistral del sistema contable de la institución, que todos los presentes quedaron muy impresionados. Cuando David salió del salón de sesiones, el comentario de Membreño fue: “este muchacho, refiriéndose a David, yo lo contraté como conserje y ahora es pasante de Contaduría de la UNAH”. Miren, les dijo don Mincho: “estos son los cambios positivos que genera en las personas, la educación”, y que ustedes como directivos están contribuyendo para el desarrollo de nuestro país. Con ese mensaje dice Handal, todos quedaron muy motivados de su papel como directivos.

Por eso siempre decía David, en forma repetitiva, su sincero agradecimiento a la familia Membreño, al recordar que su formación académica se la debía al ingeniero Membreño, con quien había tenido la satisfacción de haber trabajado 18 años, concluyendo que las guías de su vida habían sido: Dios, su padre Atanasio Medina y el ingeniero Membreño. Para él, su personaje inolvidable en su vida era Membreño.

David, dejó huellas memorables e imborrables, entre sus excompañeros de Educrédito, vecinos y su familia.
Sus excompañeros, dejan constancia de su integridad moral y ética profesional, y de su espíritu solidario, compañerismo y amistad. Ellos, al igual que sus familiares, reconocen que con su privilegiada memoria, cuando conversaban, los deleitaba con anécdotas, al tiempo que los hacía reír, también los educaba, pues transmitía principios y valores.

En su colonia, fue fundador y directivo del patronato, y fue el principal gestor de las obras de electrificación, agua potable, alcantarillado, telefonía y pavimentación.
Sus parientes lo distinguen como un pilar fundamental, para edificar la familia. Fue un hijo ejemplar, padre cariñoso, excelente esposo, hermano solidario, abuelo amoroso y un tío consentidor. Inculcó en su familia, el amor por los libros, arte, cultura e historia.

David, te fuiste realizado de esta vida, porque le diste contenido al dicho: “Quien no vive para servir, no sirve para vivir”.
Mis sentidas condolencias a su esposa Mabel; a sus hijos David, Mirna y Sayda y todos sus nietos; a sus hermanas y demás familiares. Que Dios les dé el consuelo de la resignación.

Más de Columnistas
Lo Más Visto