Capital del mundo

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27 de agosto de 2020
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12:04 am
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Capital del mundo

Por: Segisfredo Infante

En un volumen descuadernado que compré en un puesto de “libros de viejo”, encontré el año pasado una recopilación de cartas y textos de Simón Bolívar. Mientras esperaba el taxi me senté a hojear dicho volumen, con la agradable sorpresa, iluminadora por cierto, que el prócer de América del Sur había propuesto, en cierto momento, la creación de una capital planetaria para América Central. No lo podía creer. Tal propuesta sólo era comparable a la idea de José Cecilio del Valle que nuestros Estados ístmicos se colocaran al nivel de Europa; o por encima de Europa. Ambas ideas, en las primeras décadas del siglo diecinueve, eran propias de dos caballeros formados con bagajes de la “Ilustración”, ya que aquella época iluminista, hay que reconocerlo con ecuanimidad, generaba practicismo e idealismo simultáneamente.

Al retornar a mi casa dejé aquel volumen colocado a la mano. Cuando lo busqué para escribir el artículo respectivo, fue imposible reencontrarlo. Por último me cansé de buscarlo y nunca reapareció hasta el sol de hoy. En estas cosas parecieran aplicarse, en forma reiterativa, las “Leyes de Murphy”. Entonces adopté la decisión de rastrear el texto por otros senderos. Texto que introduje en una mochila para que nunca más se volviera a extraviar. Aquí lo tengo frente a mí.

Se trata de una carta de Simón Bolívar dirigida “A los gobiernos de las Repúblicas de Colombia, Méjico, Río de la Plata, Chile y Guatemala”, redactada en Lima, Perú, el siete de diciembre de 1824. Bolívar, con buen olfato político en aquel preciso momento (a veces perdía tal olfato), sugiere a los gobiernos destinatarios que busquen encontrar los puntos de convergencia a fin de afrontar “los peligros comunes”, conciliando a la vez “nuestras diferencias”. En 1822, dos años antes, había lanzado la misma propuesta inclusive al emperador Agustín de Iturbide, quien a la sazón gobernada en México, sobre una América Central anexionada un poco a la fuerza. El “Libertador” estaba proponiendo un sistema confederado para casi todo el continente. Y es interesante que de antemano él admite las fuertes diferencias entre unos y otros Estados “latinos”, al contrario de aquellos que exhiben, hoy en día, tendencias semi-totalitarias.

En aquella carta, redactada con idealismo bueno y hermosura, Simón Bolívar propone la creación de una “asamblea general de los plenipotenciarios de las repúblicas”, para determinar el destino del subcontinente, al cual el “Libertador” bautiza con el nombre de “Mundo de Colón”, sin ningún prejuicio contra Cristóbal Colón, quien según informes recientes de mi amiga “Lolita” Oquelí Turcios, nació en la Isla de Córcega, en la misma tierra de Napoleón Bonaparte. No en Génova, como han repetido las historiografías oficiales. Así que el gran almirante don Cristóforo Colombo es corzo, y de origen sefardita, oriundo de una oleada de sefarditas expulsados de España hacia Italia, un siglo antes del advenimiento de los famosos Reyes Católicos. Esto último según el historiador español don Salvador de Madariaga.

Veamos la propuesta concreta de Simón Bolívar en diciembre de 1824: “Parece que si el mundo debiese elegir su capital, el Istmo de Panamá sería señalado para ese augusto destino, colocado, como está en el centro del globo, viendo por una parte el Asia, y por la otra el África y la Europa. El Istmo de Panamá ha sido ofrecido por el gobierno de Colombia, para este fin, en los tratados existentes. El istmo está a igual distancia de las extremidades, y, por esa causa podría ser el lugar provisorio de la primera asamblea de los confederados”. (…) “El día que nuestros plenipotenciarios hagan el canje de sus poderes, se fijará en la historia diplomática de América una época inmortal. Cuando, después de cien siglos, la posteridad busque el origen de nuestro derecho público y recuerde los pactos que consolidaron su destino, registrarán con respeto los protocolos del istmo. En él encontrarán el plan de las primeras alianzas, que trazarán la marcha de nuestras relaciones con el universo”.

En la misma circular Bolívar habla de “pluralidad”, de los primeros pasos dados en la dirección esperada, y que la fecha para la realización de una asamblea de confederados plenipotenciarios del subcontinente, tendría que realizarse en un plazo de seis meses, en Panamá o en algún otro lugar acordado. En tanto que Bolívar habla literalmente de “cien siglos”, me parece que tal noción utópica de una capital mundial en Centroamérica, sería factible en un plazo de cien o doscientos años. No ahora. Ni mucho menos.

Creo que la capital mundial debe reunir ciertas condiciones. Primero que todo un clima más o menos agradable. Con acceso inmediato equidistante al Océano Pacífico y al Océano Atlántico. Sus habitantes deberán ser personas más o menos cultas, es decir letradas. París se convirtió, en el siglo diecinueve, en la “capital luz del mundo”, por su ebullición cultural. Así que las anteriores deberían de ser las condiciones mínimas.

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