A imagen y semejanza

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31 de agosto de 2020
/
12:23 am
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A imagen y semejanza

Un rápido viaje por la “esgrima religiosa”.

Por: Otto Martin

Algunos fanáticos convierten los frecuentes debates que sostenemos en una especie de espadeo mental. Me encanta!

Tratar de poner eso en un texto requiere que primero advierta con un “En guardia!” (del francés En garde).

Un instante después me lanzan la primer estocada: “El ser humano fue hecho a imagen y semejanza de Dios”.

Rápido como una centella me hago a un lado, capeo y contesto con mi filoso florete: Si acaso fuimos hechos a “imagen y semejanza”, significa eso que somos “todo bueno”?

Antes de que mi opositor tenga tiempo de responder, lanzo otro veloz ataque: “O deberíamos ser todo mal; terriblemente vengativos y asesinos en masa, deberíamos reaccionar con igual violencia que él lo hizo cuando trató de exterminar a todos los que pensaban y actuaban diferente con su diluvio universal”. Touché!

En ese momento siento que lo tengo acorralado, no puedo dejarlo escapar, así que eso quería Hitler, exterminar al pueblo elegido. Otra solución final para los que actuaban y pensaban diferente, en una versión moderna del diluvio, solo que en los hornos de los campos de exterminio y solo a los que le caían mal. Touché!

Mi rival intenta un contraataque, con convicción aunque no muy fuerte: “Hitler era ateo”.

Me defiendo con facilidad: “Hitler era cristiano y católico, tal y como lo expuso en su libro “Mi lucha” y en muchos de sus discursos”. Touché!

Lo hago retroceder, no le queda mucho espacio, continúo mi ataque con una sonrisa en los labios: “Por otra parte, tener un pueblo elegido no significa ser racista, debemos entonces ser racistas todos a su imagen y semejanza?”.

“A su imagen y semejanza? Quiere eso decir que destruimos la naturaleza, eliminamos especies inferiores, contaminamos los mares, eso nos hace iguales a Dios?”. Touché!

Sacando fuerzas de flaqueza intenta un valiente pero inútil contraataque: “Para eso nos dieron el libre albedrío”.

No tiene tiempo de tocarme ya que de inmediato le lanzo una pregunta terrible, inicialmente hecha por un desconocido. “Dónde está el libre albedrío de una niña de 6 años que es violada y asesinada? Y su violador y verdugo podrá ir al cielo -junto a Dios- con solo arrepentirse; y dónde está Dios cuando una cosa así ocurre?”.

No tengo que decir Touché, en el fondo de su corazón sabe que está derrotado.

El combate ha terminado. No hay más diálogo.

En mis adentros yo pienso que no quisiera ser hecho a imagen y semejanza de Dios que permite hambre, enfermedades, dolor, pedofilia por parte de sus sacerdotes, gobernantes corruptos, asesinos, violadores, guerras, muerte, destrucción y mil barbaridades más.

Qué clase de Dios “todobien” es ese?

Y quién se puede vanagloriar de ser hecho a su imagen y semejanza?

Un Dios que permite la existencia de su archienemigo Lucifer en lugar de hacerlo bueno para que no torture a sus hijos.

Por qué no nos cambia la mente, elimina el pecado y nos hace “todobuenos” y se acaba el problema?

El más bello ángel se rebeló… acaso un Dios todopoderoso no sabría que eso iba a suceder?

Es más, quién creó ese ángel y, también y sobre todo, quién creó el mal?

Cómo alguien en su sano juicio puede creer esas tonterías?

Ese espadeo seguirá por siempre mientras la gente no haga uso de la mejor herramienta con que está dotado: el pensamiento.

Touché, Touché, Touché!

Touché: Expresión que utiliza una persona en una discusión o debate cuando aporta un argumento que desmonta o desenmascara a su oponente. Tuvo su origen en combates de esgrima.

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