El rol de la administración pública en el cambio climático

MA
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8 de diciembre de 2020
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01:27 am
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El rol de la administración pública en el cambio climático

El rol de la administración pública en el cambio climático. Eduardo Enrique Fuentes Cálix
Máster en Gobierno & Administración Pública y catedrático universitario
Twitter: @eefuenteshn

La última ocurrencia de desastres climatológicos en el país, vuelve a poner sobre la mesa un tema crítico de gobernabilidad, que no es otro más que la denominada “gestión pública”; es decir, el modelo de trabajo que el gobierno aplica para poder llevar eficientemente, sus servicios a la sociedad.

El paso de “Eta” e “Iota”, evidenciaron las debilidades de las que adolece nuestra gestión pública y con ello afloraron retos estructurales que deben llevarse adelante para poder, con eficiencia, atender los fenómenos producto del cambio climático, los que resultan sumamente críticos, porque pese a ser sucesos cada vez más recurrentes -producto de los efectos del cambio climático-, los que a pesar de ser impredecibles en el tiempo, su ocurrencia nos muestra lo poco preparado que está la gestión pública no solo para afrontarlos, sino además, para recuperarnos de las consecuencias de ellos; lo que en concreto significa que, el “modelo” de gestión que aplica la administración pública, no resulta eficiente para prevenir y mitigar ese impacto.

Pese al gran despliegue institucional y civil que se lleva adelante, para atender las zonas más afectadas, así como a sus pobladores, no resultan del todo satisfactorias; resultado que me lleva a ratificar el pensamiento de que “la unidad nacional, no es una causa perdida” que es factible lograrla, avivando constantemente la solidaridad y subsidiaridad entre nosotros los hondureños, quedando o dejando en el análisis y reflexión, el rol que debe o deberá desempeñar la gestión pública para alcanzar esa unidad que nos hará ser fuertes ante los retos que el futuro nos traiga.

Si bien es cierto que el impacto de un huracán es un hecho de rápida ocurrencia y por ello, bastante impredecible, aún más imprevisible resulta el impacto de dos huracanes en un lapso menor a quince días, como sucedió en noviembre de este 2020, no es menos cierto que es deber de la institucionalidad del Estado, establecer de inmediato las medidas mínimas que permitan fundamentalmente tres cosas:

Primero: Adoptar y promover medidas de adaptación al cambio climático orientadas a limitar los impactos, reducir las vulnerabilidades e incrementar la resiliencia frente al cambio del clima de los sistemas humanos y naturales, incluyendo la biodiversidad, los bosques, las costas, las ciudades, el sector agrario, la industria, etc.

Segundo: Mitigar el impacto de los desastres naturales en la insfraestructura nacional, a través de la implementación en el menor tiempo posible, de planes de infraestructura encaminados a la prevención de desastres que permita enfocar la inversión de los recursos en las zonas de menor probabilidad de riesgos.

Tercero: Establecer iniciativas económicas y financieras para contrarrestar el impacto de estos fenomenos en la economía local y el desarrollo socioeconómico del país.

No podemos callar que el cambio climático y el calentamiento global, han venido a superar en abundancia las agendas de las administraciones públicas y con ello, el orden de prioridades en la implementación de programas y políticas públicas y es ello, lo que las obliga a priorizar en sus agendas, las políticas que deben estar encaminadas a fortalecer la gestión estatal para prevenir en lo posible, los efectos de estos fenómenos y de forma integral, con todos los ejes de desarrollo de un país. Hoy por hoy, más que nunca, es deber de los estados apegarse a lo suscrito en el Acuerdo de París que se basa precisamente, en que, por primera vez, todos los países tengan una causa común para emprender esfuerzos ambiciosos que conduzcan al combate de los efectos que viene dejando el cambio climático y adaptarse a sus efectos, con un mayor apoyo para los países en desarrollo. Efectos que obligan a las administraciones públicas a modificar sus agendas, dándoles una mayor atención a la prevención de los efectos que viene dejando el cambio climático.

Sobre todas las cosas, es el momento de honrar el compromiso histórico con la población y el país, para ello es menester, generar sostenibilidad en el desarrollo a efecto de no tener que arrastrar por décadas, las concecuencias del impacto de los fenomenos naturales.

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