Asurbanipal y su biblioteca

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2 de mayo de 2021
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12:01 am
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Asurbanipal y su biblioteca

Por: Segisfredo Infante

Me parece, o estoy casi seguro, que hace muchísimos años publiqué un texto sobre la biblioteca más antigua del mundo. Me refiero a la biblioteca de la ciudad de Ebla, localizada bajo las arenas al sur de Alepo, cerca del puerto de Ugarit. Tal biblioteca y tal ciudad existieron unos dos mil trescientos años antes de Cristo, y al destruir la ciudad también destruyeron su archivo y compilación de libros, dispersos en 17 mil fragmentos con escritura cuneiforme sumeria, y fonogramas eblaítas, de raíces semíticas, que contenían (o contienen) tabletas en diversos campos del saber. La Biblioteca de Ebla fue destruida definitivamente por los hititas (de probable origen indoeuropeo) ahí por el año 1600 antes de nuestra era.

Después de la Biblioteca de Ebla, en términos cronológicos, la segunda en importancia es la del rey Asurbanipal, en la ciudad de Nínive, la cual fue la primera biblioteca en ser descubierta (no la más antigua) por arqueólogos ingleses que la registraron como una entidad organizada. Ahí descubrieron el “Poema de Gilgamesh”, que según algunos expertos es “el más antiguo de la humanidad, y en el que se habla de un diluvio, que inmediatamente se asoció con el narrado en la Biblia”.

Asurbanipal era un rey asirio, quien puso en evidencia un interés especial por los textos antiguos. Según Hipólito Escolar Sobrino, Asurbanipal “Se jactaba de su capacidad para descifrar el sumerio y el acadio y de sus profundos conocimientos sobre presagios, matemáticas y, en general, sobre las ciencias más oscuras”. Todo esto se vuelve un tema con curiosidad especial, porque siempre hemos estado en guardia respecto de los reyes asirios, famosos por su forma extrema de someter a sus rivales, y por ser los primeros, quizás, que iniciaron la espantosa práctica de las crucifixiones y los empalamientos en vida, muchos siglos antes que lo hicieran los romanos y varios siglos más tarde que lo adoptara como ejemplo de terrorismo guerrero, el histórico Conde Drácula.

Pues una cosa es parlotear sobre la historia superficial en general, y otra cosa muy diferente es meterse en los archivos históricos y en las excavaciones arqueológicas, desde donde emergen las informaciones más inesperadas. Sigo pensando que los reyes asirios eran crueles y dramáticos. Por eso Asurbanipal, heredero de otros reyes asirios, y anticipándose a la ley de compensación moral contra ellos, se autoproclamó “rey de Asiria” y “rey del mundo”. En uno de sus textos amenaza que cualquiera que coloque su nombre junto al de él, y al del dios Asur, lo harán desaparecer. O que sus carnes serán echadas a los perros.

En las bibliotecas mesopotámicas fueron introducidos los primeros principios de bibliotecología. Las tabletas de arcilla poseían colofón e indicaciones sobre los temas y los títulos de los libros. Los reyes asirios y algunos mesopotámicos podrían exhibir los peores defectos del mundo. Pero gracias a esos defectos fueron aborrecidos por los pueblos y conquistados fácilmente por los emperadores persas, quienes sabían ser tolerantes con los cultos religiosos de cada localidad de Asia Menor. Excepto con los pueblos griegos, contra los cuales ciertos reyes persas se ensañaron.

Sea como haya sido, los reyes de la ciudad de Ebla y el rey Asurbanipal, heredaron a la humanidad una información riquísima sobre las primeras civilizaciones de aquella conflictiva región del mundo. Y gracias a las bibliotecas organizadas supervivientes, los epigrafistas modernos han podido descifrar con mayor celeridad las escrituras cuneiformes, inventadas casi en los comienzos de la civilización. Es más, los comerciantes y navieros fenicios, heredaron la escritura cuneiforme mesopotámica; e inventaron el “alfabeto” de consonantes. Los griegos, a su vez, adoptaron el alfabeto fenicio y le añadieron las letras vocales. Tal alfabeto es nuestro alfabeto occidental, con pequeñas variaciones en el curso de los siglos.

Dentro de las bibliotecas están los libros y la historia de la escritura, esto es, la memoria escrita de la humanidad, sin la cual resulta poco menos que probable consolidar las civilizaciones y darles continuidad. Porque en ausencia de la escritura y de los libros, las culturas organizadas desaparecerían para siempre. Nadie sabría nada de los sumerios, los caldeos, los egipcios, los fenicios, los chinos, los hindúes, los olmecas, los japoneses y los mayas. Ni tampoco sabríamos nada de la “Biblia” ni mucho menos de la “Filosofía” griega universal. Tampoco del derecho romano. O del “Estado de derecho”.

El siete de abril de 1992, redacté un artículo titulado “La Importancia de los libros”. En aquel artículo transcribí por lo menos tres pensamientos: 1) “De los diversos instrumentos del hombre, el más asombroso es, sin duda, el libro.” Jorge Luis Borges. 2) “el más fecundo invento del hombre, la herramienta más maravillosa por él creada, ha sido el libro”. Hipólito Escolar Sobrino. 3) “el mundo existe para llegar a un libro”. Stéphane Mallarmé.

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