Superliga europea: fútbol, política y poder

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9 de mayo de 2021
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12:02 am
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Superliga europea: fútbol, política y poder

Por: Eduardo Enrique Fuentes Cálix
Máster en Gobierno & Administración Pública y catedrático universitario.

Hace unas semanas, doce (12) de los clubes de fútbol más poderosos de Europa y el mundo, anunciaban la creación de una Superliga europea de fútbol. La noticia que creó una gran conmoción en el mundo del fútbol, pero a la vez, trascendió a aspectos políticos, al punto de que dos jefes de gobierno, el primer ministro inglés Boris Johnson y el presidente francés Emmanuel Macron, expresaron su desacuerdo con este nuevo formato deportivo.

¿Qué hay detrás de esta iniciativa deportiva, que, en un lapso de horas, generó diversas reacciones e incluso advertencia y amenazas de repercusiones de parte de los entes rectores del fútbol a nivel mundial a los promotores de esta iniciativa?

Para nadie es un secreto el daño económico que ha generado el impacto de la pandemia covid-19 a los diversos mercados, daños de los cuales la industria del fútbol, no quedó exenta; en consecuencia, se plantea la creación de este nuevo formato liguero con la expectativa de reunir a los mejores, en un torneo sin precedentes que vendría a motivar el interés mundial en el proyecto, porque al hacerse realidad, produciría ganancias superlativas a los protagonistas, las que serían destinadas a mitigar las millonarias pérdidas ocasionadas en el último año al deporte rey.

El Real Madrid, conducido por el liderazgo de su presidente, Florentino Pérez, reunió a once de los equipos más laureados de Europa: Milán, Arsenal, Atlético de Madrid, Chelsea, FC Barcelona, Inter de Milán, Juventus, Liverpool, Manchester City, Manchester United y Tottenham Hotspur. Estos doce equipos, con la presencia de ocho clubes de fútbol más que acudirían a la contienda deportiva, serían los protagonistas de este nuevo formato. Sin embargo, no todo ha salido como se planificó, debido a que, a horas del anuncio de creación de este torneo, la FIFA en su condición de ente rector del fútbol mundial expresó su desacuerdo, aseverando, incluso, sanciones para los equipos que participen en este y sus jugadores. Es así como la voz del máximo órgano, hizo eco en diferentes espacios como en la Unión de Federaciones Europeas de Fútbol (UEFA), que manifestó de manera amenazante, la posibilidad de suspender a quien promoviera este nuevo formato. Esa advertencia trajo como consecuencia que, muchos de los clubes deportivos en mención, solicitaran y gestionaran su renuncia a esta nueva liga deportiva.

La situación antes descrita, refleja que el fútbol no solo despierta pasiones en niños y grandes por todo el mundo, sino que también conlleva una serie de intereses económicos y políticos que la gran mayoría de aficionados no terminan de dimensionar. Como todo sistema, es necesario replantear la forma en la que se desarrolla y analizar, la posibilidad de introducir iniciativas que hagan más atractivo el deporte. Sin duda alguna y más allá que se concrete o no la implementación de la Superliga europea, queda evidenciado en la retina de los seguidores del fútbol y de aquellos que no lo son, que cuando se atenta contra un status quo, las respuestas son inmediatas y severas, a diferencia de otros fenómenos que sí afectan el deporte: como el racismo en los estadios, la discriminación que conlleva desigualdad entre jugadores por razón de nacionalidad, la inequidad salarial entre hombre y mujeres que practican el deporte. Problemáticas que a la fecha no han sido atendidas con la celeridad por los entes rectores del fútbol, como evidentemente sí lo fue la Superliga.

Con ello queda demostrado que el fútbol, a pesar de que aparentemente no forma parte relevante dentro de la realidad política internacional, sí forma parte de las élites, del status quo y de los intereses de los tomadores de decisiones que influyen dentro de la política nacional de cada país. Sin duda alguna, hace que el interés, pasión y amor por este deporte sobrepase lo deportivo.

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