Álvaro Sarmiento
A partir del pasado primero de junio, las autoridades aduaneras de Guatemala y Honduras, establecieron la obligatoriedad de que en los tres puestos fronterizos formales entre ambas naciones, Corinto, El Florido y Agua Caliente todas las declaraciones aduaneras, DUCA para bienes originarios o de terceros países, que requieran permisos (por ejemplo sanitarios) o no, deben transmitir electrónicamente dichas declaraciones previo a la llegada del medio de transporte al puesto fronterizo.
Lo anterior tiene su génesis en las mejores prácticas aduaneras internacionales, previstas en la Organización Mundial de Aduanas y compromisos adquiridos por ambos países en el contexto del Acuerdo de Facilitación del Comercio de la OMC.
Asimismo los compromisos adquiridos bilateralmente por ambos países en el Proceso de Integración Profunda hacia el Libre Tránsito de Mercancías y Personas, lo que se conoce en lenguaje popular como Unión Aduanera.
El objetivo de esta actuación es que los medios de transporte (camiones) que cruzan la frontera entre ambos países con mercancías, no lleguen a iniciar sus trámites de importación a la misma ya que eso provoca fuertes congestionamientos viales e infraestructuras que tienen más de 50 años (con excepción de Corinto).
Un elemento esencial para que el trámite en la frontera sea expedito, también depende que los impuestos correspondientes, concretamente el Impuesto de Ventas (IVA en el caso de Guatemala) y el de importación (arancel) cuando corresponda, se paguen previamente y que sea parte de toda la información que debe transmitirse de manera anticipada.
De esa cuenta, únicamente el oficial de migración hondureño deberá iniciar el ciclo migratorio del conductor del camión y el/la oficial de SAR revisar en su sistema informático que todo está en orden. Lo anterior no elimina la posibilidad que por riesgo aduanero y/o sanitario la mercadería requiera una inspección física, pero se espera que esta decisión no sea tomada por ningún funcionario en frontera, más bien por un sistema informático de gestión de riesgo integrado. Eso hace más asertiva la revisión y disminuye la discrecionalidad (corrupción) en frontera.
Lo anterior, si funciona correctamente deberá reflejar una disminución sustancial en el tiempo invertido en el cruce fronterizo, y por lo tanto ahorros en tiempo y dinero, costos que hoy día pueden representar hasta un 20% del valor de la mercancía en anaquel. Por lo tanto usted y yo, consumidores en Guatemala y Honduras, también deberíamos salir ganando.
El arte para que esto funcione es que las empresas importadoras, no esperen hasta el último momento para el pago del impuesto, esto es, cuando la agencia aduanera avisa desde la frontera que el camión ya llegó, lo que es la práctica común hoy día y que representa la mayor parte del tiempo de espera en fronteras, no así la tramitología que siempre se lleva -erróneamente- la culpa de todo.
Si esta práctica permanece, veremos puestos fronterizos más limpios, pero camiones haciendo filas de kilómetros al costado de la carretera, (de dos carriles) y tardándose lo mismo para cruzar la frontera.
Confiamos que los empresarios harán mejor sus cálculos financieros, ya que ganan mucho más teniendo sus inventarios disponibles, que esperando hasta el último minuto para pagar lo que de todos modos deberán de hacerlo tarde o temprano.
