General de brigada don Mario Chinchilla Cárcamo

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15 de junio de 2021
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General de brigada don Mario Chinchilla Cárcamo

Por: José Israel Navarro Carrasco
Coronel de Aviación ®

El general de brigada don Mario Chinchilla Cárcamo nació en La ceiba, Atlántida, el 17 de noviembre de 1928, casado en primeras nupcias con doña Adalgicia Guerra de Chinchilla (QEPD), posteriormente se casó con doña Mirian Claribel de Chinchilla, siendo padre de 5 hijos, uno de ellos figura pública, el abogado Mario Chinchilla Guerra.

Ingresó a la Fuerza Aérea Hondureña el 04 de septiembre de 1947, su educación la inició en el instituto Francisco Morazán La Ceiba, Instituto Morazán, Comayagüela, Instituto Hondureño de Cultura Interamericana y la UNAH, en la Academia Militar de Aviación se graduó en 1949 como piloto aviador militar, recibió un curso de Piloto Instructor de Vuelo y Fotografía Aérea en los Estados Unidos, ya para 1950 se desempeñaba como instructor de vuelo, en 1953 instructor académico, para 1956 era el jefe de operaciones de la FAH, en 1974 comandante de la Base Aérea “Coronel Hernán Acosta Mejía”, ministro de Defensa y Seguridad Pública y en 1982 jefe del Estado Mayor Conjunto, en su etapa de piloto acumuló aproximadamente unas 10,000 horas de vuelo, son innumerables sus puestos y comisiones que integró de manera ad honórem, durante su carrera recibió muchas condecoraciones tanto nacionales como extranjeras de diversas naciones.

Participó en 1957 en apoyo a las fuerzas terrestre en la frontera Honduras-Nicaragua, fue comandante y piloto de un C-54 en la misión de Tegucigalpa a Vietnam, fue encargado de dirigir el Comando Norte en San Pedro Sula que fue el embrión de la Base Aérea “Armando Escalón Espinal”, trasladando 6 Corsario F4U-4, un C-47, y una C-185 como enlace, en 1969, comandando piloto de la talla del general W. López, coronel F. Zepeda, coronel M.T. Rivera, general E. Mejía, “tato” (QEPD) mayor S. Perdomo, teniente R. E. Salgado “el cura” (QEPD), teniente Sosa “el príncipe” (QEPD) y una parvada de buenos mecánicos, desde ahí comandó las incursiones a la refinería de Acajutla, en El Salvador, la destrucción de la columna motorizada y tropas salvadoreñas en San Rafael de las Mataras.

Pongo una palabra que expresó mi general W. López, “Con qué palabras se despide a un aguerrido piloto militar de la FAH, que ha fallecido, muy difícil pero consciente que sus alas doradas no están rotas por haber abrazado las nubes, el aguilucho se eleva cada vez más alto, surcando el cielo azul para reunificarse con sus compañeros de todo el tiempo, con los que formaron la gran familia de la invicta Fuerza Aérea hondureña, el último hasta pronto mi general”.

Persona afable de voz suave, serena, casi imperceptible o inaudible pero con características de don de mando, se dio a querer por su comportamiento, considerado un heredero de la formación de oficiales como Hernán Acosta Mejía, Armando Escalón espinal, Enrique Soto Cano, Héctor Caraccioli y otros hondureños militares, que escogieron servir a su patria antes que servirse de ella, de honestidad probada en sus actuaciones, enseñando honestidad y amor a la patria, no poseía grandes recursos económicos, terminó su vida militar y se fue a los Estados Unidos a trabajar con su segunda esposa, regresó hace un par de años a Honduras a vivir a Villanueva con su esposa, recibiendo su pírrica pensión tanto de USA como la del IPM, por consiguiente un retiro lleno de limitaciones, pero viviendo con dignidad, los generales como E. Soto Cano y M. E. Chichilla ambos longevos y con bastante lucidez, son las muestras de lo que es un oficial de la FAH, a mi general Chinchilla de 92 años le falló el motor principal, fue trasladado ya muy mal y muere al llegar al Hospital Militar de San pedro Sula, se paró su corazón, pero su legado despega convirtiéndose en leyenda.

Nuestro general forma como todos esos hombres y mujeres de la FAH, parte del nido de águilas, cuna de héroes.

Los pueblos admiran sus conciudadanos honestos y los veneran, nuestros políticos deberían tomar ejemplo de las actuaciones de estos pulcros ciudadanos y así ser cubiertos con la bandera de gloria, honradez y sobre todo la bandera de Honduras por su servicio.

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