Sin limosnas

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26 de julio de 2021
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12:04 am
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Sin limosnas

Por: Otto Martín Wolf

Muchas veces me he preguntado cuál habría sido la historia de Honduras -y cuál su realidad actual- si jamás nadie, absolutamente nadie, nos hubiera dado una limosna. Ningún gobierno extranjero, ninguna persona en particular.

Vale decir tampoco nosotros aceptado.

Simplemente qué habría sucedido si siempre nos hubiéramos valido por nuestros propios medios?

Nos habríamos “muerto de hambre”?

Hubiéramos aprendido a vivir solo con lo que tenemos?

Habríamos progresado a niveles altísimos al depender de nosotros mismos?

Seríamos una nación del primer mundo, como Singapur o Corea?

Nunca lo sabremos, lo que aprendimos fue a pedir y aceptar ayuda cada vez que tenemos problemas que no somos capaces de enfrentar por nosotros mismos o cuando nos la ofrecen, generalmente con intenciones de obtener algo a cambio.

No estoy hablando de ayuda en caso de desastres naturales, eso es diferente.

Me refiero a limosnas para el diario vivir.

Desde luego que quien tiene hambre y no encuentra de dónde comer sale a pedir, robar o a lo que sea.

Pero, hacer de la limosna una manera acomodaticia de vivir?

Generación tras generación nos han enseñado -y nosotros a nuestros hijos- a extender la mano, llegando al extremo de quejarnos cuando la ayuda es poca o por diversas razones se nos deja fuera de algún paquete de regalos.

Inclusive hemos creado la categoría especial de países cooperantes para aquellos que nos ayudan a calmar el hambre o salir de problemas.

El orgullo no existe, necesitamos ayuda… extendemos la mano.

Nos falta tanto la vergüenza que el presupuesto de la nación “cuenta” con los regalos que vamos a recibir.

Y, para rematar, algunos gobiernos donantes nos han quitado sus limosnas porque los gobernantes se las roban.

Nos dejan fuera del paquete de regalos porque hemos creado fundaciones falsas -y toda clase de trucos- para embolsarnos la ayuda que nos dan otros países, con el esfuerzo de los impuestos de sus ciudadanos.

Porque hemos encontrado la forma de quitar las limosnas al pueblo para depositarlas en nuestras cuentas de banco.

Simplemente porque no somos dignos ni de la caridad que nos ofrecen.

Hasta ahí llega la falta de pudor a la que nos hemos acostumbrado y acomodado en esta dependencia de las limosnas extranjeras.

Qué habría sucedido si desde el principio hubiéramos decidido vivir con nuestros propios recursos, sin ayuda de nadie?

Sería una muestra de nuestro orgullo, ese que tanto repetimos en discursos patrióticos, nos sentiríamos mejor con nosotros mismos y nadie podría dictarnos políticas o normas de conducta, seríamos realmente una nación soberana.

Algo imposible, vivir sin limosnas?

Hay varios ejemplos, el más notable Singapur, nación pequeña y sin recursos naturales que inclusive fue expulsada de la Federación Malaya porque no aportaba nada.

En ese momento se dieron cuenta de que estaban solos y que tendrían que depender de ellos mismos, de nadie más.

Sorprendente! La misma generación que se propuso progresar y tener orgullo empezó a disfrutar de los beneficios de su sacrificio y trabajo; pasaron de pobres a ricos en apenas 25 o 30 años.

Su nivel de vida es uno de los más altos del mundo, muy arriba inclusive que la misma Malasia que se deshizo de ellos para no mantenerlos.

Podríamos tratar nosotros de hacer lo mismo?

Seríamos capaces de sobrevivir a fuerza de trabajo duro, honradez, resistir privaciones y, sobre todo, bastante orgullo?

El próximo 15 de septiembre podría ser una buena ocasión para tratar de ser verdaderamente independientes, aunque nos haya tomado 200 años empezar.

ottomartinwolf.com
[email protected]

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