Toponimias y tradiciones lencas

MA
/
3 de agosto de 2021
/
12:38 am
Síguenos
  • La Tribuna Facebook
  • La Tribuna Instagram
  • La Tribuna Twitter
  • La Tribuna Youtube
  • La Tribuna Whatsapp
Toponimias y tradiciones lencas

Noé Pineda Portillo
[email protected]

Muy poco se ha escrito sobre la cultura lenca, a excepción de los estudios realizados por antropólogos e historiadores extranjeros y unos cuántos nacionales que a través de leyendas, tradiciones, dichos, refranes, música y canciones y otras que han escrito con mucho esfuerzo y dejado a las generaciones que les sucedieron.
Por su toponimia, o sea, la nomenclatura de los lugares geográficos, se advierte hasta donde pudo ser la extensión de determinados grupos étnicos, sobre todo cuando ha sido suplantado por otro grupo igual. Así tenemos que la patria de las lencas abarcaba el centro y occidente de Honduras hasta la parte oriental del río Lempa en la actual República de El Salvador. Esto es lo que se conocía a la llegada de los españoles de la conquista en el siglo XVI.

Los pueblos lencas, a pesar de ser mayoritarios, comparados con otros grupos étnicos indígenas, al tiempo de la conquista, sucumbieron más rápidamente, a tal grado que apenas si tenemos algún reconocimiento de su cultura, cuando debería ser la base de toda la cultura hondureña. ¿Por qué? Si comparamos el mapa de Honduras con el de una balanza romana, de esas que usan en los mercados locales. Observaremos que el peso más voluminoso de la población, siempre pesa más hacia el centro y occidente del país. De allí que a mayor población lenca, mayores elementos culturales.

Si observamos los toponímicos de la gran mayoría de lugares en Honduras, tienen un marcado acento lenca. Esas terminaciones en guara, uera, arque, aque, uaca, oa, agua, alpa, ique, gua, guanca, ua, uca, quin, maní, etc., y cuyos toponímicos como Masaguara, Ojuera, Malera, Gualcarque, Güince, Chupuquira, Loarque, Malhuaca, Ceguaca, Talgua, Opoa, Tencoa, Macholoa, Colomoncagua, Comayagua, Tenampúa, Lepaterique, Tegucigalpa, Ajuterique, Celaque, Erapuca, Cayaguanca, Puca, Opalaca, Intibucá, Humuya, Lejamaní, Lamaní, Meámbar, Corquín, Cucuyagua, La Jigua, Yojoa, Alubarén, Curarén, Ojojona, Reitoca, Guajiquiro, Lauterique, Opatoro, Tutule, Puringla, Yarula, Cololaca, Mapulaca, Erandique, Gualcince, Guarita, Lepaera, Piraera, Tambla, Tomalá, Aguanqueterique, etc., todos ellos tienen concordancia para ser de origen lenca. Hace falta profundizar su verdadero significado, para sentirle el sabor cultural. Lástima que tempranamente, por descuido e ignorancia se perdió el idioma lenca.

En cuanto a leyendas, tradiciones, música, canciones, costumbres, rituales, etc., se ha descubierto que existen, aunque en forma fragmentada. Muchas de ellas mezcladas con elementos culturales españoles. El Duende, el Sisimite, la Sucia, el señor de la montaña o del bosque, son parte de esta cultura o subcultura.
Antropólogos como el estadounidense Melville Herskovits (1895- 1963) manifiesta que “en las leyendas y tradiciones históricas hay siempre un fondo general de verdad. Aún en la ficción que se crea, hay algo que gira alrededor de una idea o de un hecho”.

Más de Columnistas
Lo Más Visto