La democracia en nuestra querida Honduras

ZV
/
16 de septiembre de 2021
/
12:02 am
Síguenos
  • La Tribuna Facebook
  • La Tribuna Instagram
  • La Tribuna Twitter
  • La Tribuna Youtube
  • La Tribuna Whatsapp
La democracia en nuestra querida Honduras

El notario como ministro de fe pública tanto física como electrónicamente

Por: Jorge Roberto Maradiaga
Doctor en Derecho Mercantil, catedrático universitario y especialista en Derecho Aeronáutico y Espacial

En el especial y connotado mes de septiembre 2021 que marca el Bicentenario de nuestra Independencia patria, nos sentimos orgullosos de abordar la temática vinculada a nuestra democracia, habida cuenta que en noviembre se practicarán las elecciones generales que propiciarán la escogencia del nuevo gobernante, diputados y alcaldes municipales.

Cuando nos ponemos a pensar en una definición de democracia, una de las primeras imágenes que se nos vienen a la mente, se remonta a miles de años atrás en la historia del mundo y nos imaginamos el ágora griega; luego, con una mirada más realista nos damos cuenta que esa representación solo constituye un ideal que fue posible en sociedades pequeñas, siendo lo común a todas las imágenes: la posibilidad de participar ampliamente, de poder tomar decisiones consensuadas, de representar y ser representado, etc., características que han sido recogidas en la democracia moderna.

No podemos bajo ninguna circunstancia ignorar que estas elecciones de noviembre tienen una connotación especial, pues como producto de la enorme crisis que estamos viviendo a consecuencia de la COVID-19 o lo que se conoce en la práctica como el coronavirus, no se pueden realizar las grandes manifestaciones masivas tradicionales, con miras a evitar la propagación de dicha enfermedad que tantas muertes ha generado no solo en el contexto nacional, sino internacional.

En todo caso, es de destacar que hoy en día y contrastando con lo anterior, el influjo de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs) es sustantivo, por cuanto permite la comunicación masiva, sin necesidad de esos tradicionales desplazamientos físicos que han sido característicos en el pasado. Por ello muchos de los aspirantes a cargos de elección popular, cuentan con su propia página web en la cual materializan sus propósitos centrales y propuestas que ejecutaría de alcanzar su elección como tal.

Coincidente con lo manifestado anteriormente, con el cambio de paradigmas producido por la sociedad de la información y con las recientes prácticas de muchos países para el impulso de políticas de gobierno electrónico es lo característico y propositivo. Podríamos por ello afirmar que la democracia al estilo griego es posible desde un ordenador tan soportado en las bases del uso del Internet y del cambio tecnológico, no obstante, la existencia de la denominada brecha digital. Entonces, con miras a hacer realidad el ideal, cabe preguntarnos ¿la democracia del futuro será la democracia electrónica? Y si así es ¿esta logrará reducir la brecha digital? ¿Serán procesos transparentes y efectivos? ¿Se reducirán sustantivamente los costos?

Recuérdese que la democracia es un conjunto de reglas (primarias y fundamentales) que establecen quién está debidamente autorizado para tomar las decisiones colectivas y bajo qué procedimientos. Por consiguiente, si hablamos de la configuración electrónica de la democracia se supone que estamos hablando de un avance sustantivo de la transparencia, efectividad y funcionalidad.

Entonces este nuevo apellido de la democracia no es otra cosa que el uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación al servicio de la gente en espacios de participación, decisión y de prácticas de transparencia. Por ello compartimos con quienes afirman que la tecnología facilita la participación y colabora a la educación política de los ciudadanos en general, al tiempo que propicia una participación masiva, con propuestas que son contestes con el momento histórico que vivimos.

Coincidimos plenamente con estudiosos del tema cuando puntualizan, que consideran que la democracia tradicional, en términos de participación directa, ha fracasado por cuatro razones: el tiempo, el tamaño, la información y el acceso; factores que derivan además de la ignorancia política de muchos ciudadanos y de las desigualdades en la distribución de los recursos que afectan la capacidad de la gente para integrarse con convicción real.

En el orden personal, creíamos que en las próximas elecciones ya contaríamos con el voto electrónico, lo cual indiscutiblemente propiciaría la reducción sustantiva o millonaria de costos y la transparencia y efectividad. Repárese en cuántos son los aspirantes a cargos de elección popular y cuántas papeletas tendrán que imprimirse. Repárese en los costos que ello representa y muchas cosas más.

En esencia, deberíamos impulsar la democracia electrónica y el gobierno electrónico en nuestra querida Honduras, en el entendido que uno de los pilares para impulsar su aplicación comienza por reducir la brecha digital presente en los analfabetos electrónicos; vale decir, aquellos que desconocen el uso de ordenador y las personas excluidas por recursos económicos. Tendría por ende que emprenderse una fuerte labor en educación digital. Bonito sería la dotación de Internet en toda la dimensión geográfica nacional y materializar la educación virtual.

E-mail: [email protected]
[email protected]

Más de Columnistas
Lo Más Visto