“IUSTITIA EST REGINA VIRTUTIS”

MA
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16 de octubre de 2021
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12:25 am
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“IUSTITIA EST  REGINA VIRTUTIS”

AQUÍ –triste que así sea– se padece de traumas patológicos, embrionarios o adquiridos, que corrompen los ambientes de amable convivencia. Complejos de personalidad, que impiden elevar la autoestima individual y colectiva. Otros que son reflejo del mismo conflicto absurdo desgarrador de la sociedad. Frustraciones bien encarnadas que bloquean la comprensión de las realidades como son. Por ejemplo, en foros –digamos el de Naciones Unidas– es Honduras, como República digna y soberana, la que está representada. Cualquier reconocimiento internacional de que sea objeto, es al país y a su pueblo que prestigia. No es saludable –ni al alma ni al espíritu– ese resabio de no dar mérito a nada, más bien, habiendo algo que lo merece, buscar cómo descalificarlo para que nada sobresalga por encima de los niveles de mediocridad con la que se sienten cómodos.

Decimos lo anterior ahora que “la Asamblea General de la ONU eligió a Honduras como uno de los 47 miembros del Consejo de Derechos Humanos para cumplir un período de tres años a partir del año 2022”. Honduras contó con un decisivo respaldo de 173 votos de una mayoría de 97 votos requeridos para elegir. También Argentina y Paraguay fueron integrados como miembros de la región de América Latina y el Caribe que tiene derecho a 8 puestos en el Consejo. Los antecedentes de este logro que, sin duda, es extraordinario siendo la primera vez que el país obtiene un asiento en ese importante Consejo de Derechos Humanos, son los siguientes: La embajadora hondureña ante Naciones Unidas propuso en el año 2018 la candidatura de Honduras para integrar ese influyente órgano del foro planetario. (Igual, acreditó varias otras propuestas para que el país integrase instancias de alto nivel en la máxima organización mundial). La fecha de cuándo buscar el asiento fue decidida de antemano virtud de las siguientes consideraciones que ella misma ponderó: El tiempo más propicio para asegurar los mayores respaldos a una candidatura se ofrecen en un período conocido como de pizarra limpia (“clean slate”). Medió en el proceso el intercambio de apoyos recíprocos con otros países, como el canje de promesas de los puestos en disputa, a manera de obtener endoso a la candidatura de Honduras de esas otras naciones del grupo de América Latina y el Caribe, GRULAC. Esta vez Ecuador, con pretensión de integrar el Consejo, presumiblemente prefirió corresponder a un compromiso anterior que no le fue honrado a Honduras por el deplorable gobierno de Lenin Moreno.

Los Estados Unidos, que dispuso retirarse en la pasada administración republicana, ahora en esta gestión de los demócratas, decidió reincorporarse y también fue elegido como miembro para el mismo período. El Consejo fue creado el 2006 para sustituir la cuestionada Comisión de Derechos Humanos. Es el órgano intergubernamental dentro del Sistema de las Naciones Unidas responsable de la promoción y la protección de los derechos humanos en el mundo y tiene la facultad de discutir todas las temáticas relacionadas con los problemas y situaciones de derechos humanos que requieran su atención. Lo obtenido debiese ser, por supuesto, motivo de orgullo nacional. Lo que no impide la pequeñez de uno que otro comentario avieso de quienes solo males y vergüenzas desearían para el país. Y, por supuesto, la elección honra a Honduras. La justicia, a veces tarda, pero siempre llega. (Y a propósito de justicia, para que mediten en lo que manda el Sisimite contribuyendo a la lectura: “Iustitia omnium est domina et regina virtutum”).

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