NADA se ha vuelto a saber del plan de desarrollo integral para el Triángulo Norte. Sonó cuando altos personajes norteamericanos fueron a México a abordar el problema migratorio. Volvió a sonar en la Cumbre de CELAC. Allí se supo que la mexicana directora de CEPAL facilitó que AMLO se encaramara a tuto del plan que, en un inicio, solo estaba enfocado a la región centroamericana. Ello es a enfrentar las causas raíz de los flujos migratorios del Triángulo Norte. Entre otros factores, la falta de trabajos, la inseguridad, la violencia, la vulnerabilidad, condiciones paupérrimas de las comunidades, los desquicios por siniestros naturales y la inestabilidad política. Sin embargo, el gobierno mexicano, aprovechando el interés de Washington de destinar recursos a un plan que mitigase los desbordes migratorios, vio la oportunidad de caerle a una buena parte de esos fondos. Resulta que la región del sur mexicano no es ni la sombra de los desarrollados sectores del norte. La proximidad al mercado norteamericano les genera estándar de vida y crecimiento nada comparable a sus relegados pueblos del sur.
Así que México –cuyos gobiernos en décadas recientes no han mostrado interés alguno por los asuntos de sus hermanos centroamericanos; nada parecido a lo que fue la relación de proximidad del remoto pasado– ni mejor cosa si la coyuntura se presta para compartir recursos de un plan ajeno. Ese plan de la CEPAL no hay proyecto de inversión en que no entrometan el interés del gobierno mexicano. Posibilitando que este distribuya dineros para favorecer a sus empobrecidas comunidades del sur. (Y, aquí en el patio doméstico, como de costumbre se hacen los desentendidos y sobre semejante viveza no han dicho ni pío.) Así que las naciones estas de donde se nutren las caravanas que tantos dolores de cabeza dan al país en tránsito y al del destino final, pasaron a la fase de ensoñación. De momento no hay novedades del plan. Mientras tanto haciendo el cómputo de las estadísticas, “la región vive un flujo migratorio récord hacia Estados Unidos”. “Más de 1,5 millones de indocumentados en la frontera con México en el año fiscal 2021”. “México ha detectado más de 190,000 migrantes de enero a septiembre, cerca del triple que en 2020. En es mismo período ha deportado a casi 74,300 viajeros”. La noticia de actualidad es la caravana migrante –a esta se han sumado bastantes haitianos– que lleva más de 20 días recorriendo los caminos del sur de México.
Reportan que esta semana avanzó de una ciudad a otra “desanimada y cada vez más enferma”. Empecinado a que no la desintegren en el trayecto. Ya experimentaron bruscos enfrenamientos con la guardia nacional. Los llevaban vigilados desde que arrancaron de Tapachula (Chiapas). Los vieron cuando llegaban a la colonia Río Ostuta desde el municipio de Santo Domingo Zanatepec (en el Estado de Oaxaca). Sacaron cuentas que habían caminado unos 8 kilómetros, aparte de los 8 anteriores, y que van rumbo a Santiago Niltepec, a 21 kilómetros de distancia. “De madrugada, este contingente –conformado por más de 1,000 migrantes, en su mayoría centroamericanos y haitianos– retomaron su camino por el Istmo de Tehuantepec”. El cansancio es evidente. A medio día soportan temperaturas que llegan a los 30 grados centígrados. A varios les pegó gripe y a pesar de la tos persistente, sofocados por el sol, con la nariz congestionada, continúan el peregrinaje. No se supo qué fuentes tienen, pero algunos de los caminantes anunciaron que en los próximos días parte una nueva caravana de la ciudad de Tapachula, fronteriza con Guatemala.
