Por: Edgardo Rodríguez
Politólogo y Periodista
La pelea que se está disputando, entre diversas fuerzas políticas, con el reconteo de votos y actas, así como las denuncias en los medios y en el Ministerio Público, sin lugar a dudas tiene un trasfondo muy potente, a corto plazo se juega la integración de la junta directiva del nuevo Congreso Nacional y para los próximos años el nombramiento de la nueva Corte Suprema y nuevas autoridades de la poderosa Fiscalía, no es menor lo que está en juego. El destino de muchos está rodando de un lado a otro, en ese conteo que transcurre gota a gota.
Se escuchan a “distinguidos” analistas culpar de los chanchullos solo a un partido, claro, quieren quedar bien con la presidenta electa, tal vez los llama para algún ministerio o asesoría. Lo cierto es que hay evidencia suficiente que indica que todos han metido las uñas en esa feria de la boleta de diputados, nadie se salva, ni don “Salva”.
Hasta este momento los números para integrar la nueva junta directiva se inclinan hacia una negociación entre Libre y liberales, esa es la ecuación con la que se llega a mayoría simple, es el camino lógico, aunque en Honduras nunca se sabe. Y como la doña ha dicho que se viene un gobierno de integración y reconciliación, que mejor forma de demostrarlo con hechos, que tener por primera vez un verdadero equilibro de poderes, que es algo que tanto criticó la oposición al gobierno saliente, es el momento de empezar a demostrar que son diferentes.
Otro escenario posible en esto del Congreso, es que no se llegue a un acuerdo de partidos, sino que los nuevos jerarcas negocien de manera individual con algunos diputados que no son de la línea Yanista, a esos votos tendría que sumarse todos los de Nasralla para alcanzar la anhelada mayoría simple. Sin embargo, es casi impensable, absurdo, que teniendo una bancada tan raquítica el Partido Salvador de Honduras pueda presidir el Legislativo, aunque exista una promesa los números le son muy desfavorables a ese partido, que fue arrasado por el criticado voto en línea.
Sin lugar a dudas los votantes dispersaron sus preferencias entre cuatro fuerzas políticas, lo cual es positivo, desde la perspectiva de un nuevo partido en el poder que define una ruta “socialista” para el país, esa composición no le hará la vida fácil al Ejecutivo, no podrá hacer y deshacer como lo expresa su plan de gobierno. Por ejemplo, no podrá aprobar el matrimonio igualitario o el aborto, por más que lo desee, no será sencillo abolir la Ley de las ZEDE, porque necesita mayoría calificada, es decir, 86 votos favorables y no es tan fácil obtenerlos entre tanta división, aunque tampoco es imposible. Esto es sano para la democracia, la concentración de poder en el Partido Libre hubiera sido mal utilizado por el ala más de izquierda de su militancia, para implantar un modelo económico y político que choca con la economía de libre mercado, imperfecta pero perfectible, que tenemos.
No cabe duda que “Mel”, con la astucia que tiene, vaya a intentar al máximo utilizar el Poder Ejecutivo para doblar conciencias en las distintas bancadas del Legislativo, o como decía un político mexicano, “les va a querer pagar o pegar”. Revivir la MACCIH podría ser el arma perfecta para aquellos que no se quieran alinear a los propósitos de la nueva administración. La gente en la calle quiere justicia, mas no saben que los que la van a aplicar son iguales o más responsables de la corrupción en pasadas administraciones, pero, la ventaja es que hoy tienen el sartén por el mango. Serán interesantes estos primeros meses y el primer año de gobierno, veremos qué rumbo toma la nueva administración, hasta dónde van a llegar con su plan de gobierno socialista. La gente que fervorosamente votó por la presidenta, ya está diciendo en la calle, que si su gobierno sale con “cosas raras” no sería la primera vez que se les desaloja de palacio. Otros dicen que ya aprendieron la lección, que hasta hicieron las paces con los tales gringos, en fin, tanta expectativa se empezarán a despejar dentro de unas seis semanas.
