El nuevo gobierno

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4 de enero de 2022
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12:07 am
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El nuevo gobierno

Carlos López Contreras

Habría que esperar a que la presidente electa tome posesión y lea su mensaje a la nación sobre las líneas fundamentales de su gobierno. Sin embargo, pueden hacerse algunas consideraciones preliminares a la luz de los resultados electorales del 28 de noviembre en la casilla presidencial.

En primer lugar, lo más innovador es el hecho de que Honduras tendrá la primera mujer presidente en su historia. Una gran oportunidad para la mujer hondureña para demostrar que es igual o mejor administradora que el hombre. En segundo lugar, que dada la alianza de facto que se estableció en torno a su candidatura, el gobierno tendría que ser, en principio, de carácter ecléctico, pues seguramente existirá dentro del mismo una cohabitación de rasgos de izquierda y de derecha. Y, en tercer lugar, que gran parte de los votos recibidos, más que en favor de Libre, fueron en contra del Presidente Juan Orlando Hernández y de su inmediato predecesor, quien en esta campaña apoyó a la candidata de Libre. Este hecho es crucial, pues el candidato nacionalista “Tito” Asfura logró, en condiciones tan adversas, capitalizar más de un millón doscientos cincuenta mil votos y demostró un señorío democrático con pocos precedentes en Honduras, convirtiéndolo en el interlocutor lógico para promover un gobierno de unidad y reconstrucción nacional, desempeñando cada uno el papel que le corresponde en el juego democrático: función de gobierno a la presidente y oposición y alternativa de gobierno al líder natural del Partido Nacional.

Pero habría que tomar en cuenta también el entorno geopolítico que, normalmente, descarga una influencia significativa en la orientación del gobierno.
Existe una dinámica hacia la izquierda en América Latina, lo que hace suponer que el nuevo gobierno de Honduras asumirá algunas de sus características.

En el caso de Centroamérica, Nicaragua es proclive hacia la izquierda como gobierno autoritario, pero que ha hecho en lo económico muchas concesiones al sistema capitalista, como la ha hecho la República Popular China en los últimos 40 años y que la ha convertido en la segunda economía mundial. El caso de El Salvador es “sui géneris”, pues no siendo abiertamente de izquierda, tiene posición hostil hacia el gobierno de Estados Unidos, ha abrazado el autoritarismo y las bayonetas del Ejército como modelo para, al parecer, sostenerse en el poder más allá de lo permitido por la Constitución.

Resulta útil preguntarse, ¿qué papel jugarán en el devenir del nuevo gobierno hondureño Estados Unidos, Europa y otras naciones democráticas? ¿Qué papel jugarán los gobiernos autoritarios, enemigos de Estados Unidos y de las democracias europeas?

Ha trascendido que la presidente electa ha cultivado una relación cercana con el gobierno de los Estados Unidos. Si esto fuera cierto, es muy probable que ese gobierno ejercerá una moderación en la próxima administración hondureña, en lo político, económico, de seguridad, de Estado de derecho, transparencia y derechos humanos.
No debe excluirse que durante el próximo período presidencial cohabiten un gobierno moderado y el Partido Libre con posiciones exaltadas bajo la coordinación del expresidente Manuel Zelaya.
Hay que estar con los ojos abiertos y la mente muy despejada.

Dios salve a Honduras.

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