La asunción de doña Xiomara marca un hito de fe y esperanza

MA
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18 de enero de 2022
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12:43 am
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La asunción de doña Xiomara marca un hito de fe y  esperanza

A la memoria de Julio Ernesto Alvarado (Q.D.D.G.)

Elsa de Ramírez

La figura de la mujer hondureña comienza a des- tacarse a partir del 25 de enero de 1955 cuando se registran nuestros nombres como un homenaje de ad- miración, respeto y amor por parte de la hondureñidad al celebrar el 25 el Día de la Mujer, creado mediante Decreto No. 29/1955, en conmemoración de la jornada histórica que significó la primera conquista de las mujeres hondureñas, en la que fueron reconocidos sus derechos civiles y políticos. El acuerdo fue firmado por el entonces Jefe de Estado don Julio Lozano Díaz.

Después de una lucha que venían librando años atrás, mujeres de gran temple, se logró que el gobernante de por entonces, a instancias de la recordada dama filántropa por excelencia, doña Laura Vijil de Lozano, consiguiera que su esposo, con poderes omnímodos, firmara el Decreto por medio del cual, cada 25 de enero se celebra en Honduras el Día de la Mujer.

Con la promulgación del Código del Trabajo cuatro años después (1959), las obreras y campesinas alcanzaron mejores niveles de vida, porque lograron sindicalizarse, y de esa manera incorporarse a las fe- deraciones y confederaciones del mundo entero, con las consiguientes ventajas de que realizaron y siguen realizando estudios superiores en países de alto nivel democrático y desarrollo tecnológico, como por ejemplo en Taiwán, Japón, Suiza, Israel, España, Estados Unidos, México, etc., hacia donde constantemente asisten en busca de los ansiados niveles de igualdad que deben caracterizar no solo a los del sexo opuesto sino a nuestras propias congéneres. Y así, en Honduras hoy día, nos podemos vanagloriar de contar con sendas organizaciones e instituciones femeninas de carácter laboral que son orgullo de la región centroamericana.

Este acontecimiento, enmarcado dentro de los grandes sucesos de- mocráticos de la historia de nuestro país, tomó mayores características de importancia, pues el año anterior, Honduras había vivido también momentos difíciles, que inmortalizaron su presencia en el nuevo mundo, con la célebre huelga de los campos bananeros de 1954, que estremeció a todo el continente por la perfección que se alcanzó desde el comienzo, hasta el final, de este resplandeciente capítulo en el que participó nuestra clase trabajadora, establecida en las ubérrimas tierras de la Costa Norte de Honduras, región desde la cual casi siempre se ha impulsado el mayor desarrollo de nuestra querida Patria. De tal forma que las mujeres hondureñas demostraron durante esta huelga su elevado espíritu patriótico y la enorme calidad heroica que poseen.

Esta oportunidad es propicia no solo para congratularnos mutua- mente, sino para que sigamos luchando con tenacidad y valentía, adquiriendo nuevas conquistas, encaminadas a mejorar mucho más nuestro status quo.

Recordemos que somos paradigmas de esta aspiración suprema todas las mujeres que nacimos cobijadas bajo el bendito cielo ca- tracho. Vale decir, campesinas, obreras, profesionales, empresarias, intelectuales, políticas, maestras, amas de casa; en fin, nuestro género debe siempre imponerse con razón y con fuerza en aras de permanente superación, frente a los retos que otras naciones nos deparan en cuanto a éxitos.

Halagüeño es el momento para elevar nuestra voz victoriosa, cele- brando de esta manera 67 años después, otra resonante conquista, al encumbrar a la más alta magistratura de la nación, por primera vez en la historia, a una mujer, de la que el pueblo hondureño espera los más óptimos resultados en su gobierno, ya que por decirlo así, ha iniciado con pie derecho su elección, la que sin prejuicios ni adulaciones de ninguna especie va labrando la brecha que muy pronto la colocará en el solio presidencial, en el que felizmente por los vientos que soplan contará con el apoyo incondicional de las más poderosas fuerzas del talento y el músculo, del dinero y la solidaridad no solo nacionales, sino internacionales, pues así lo hemos detectado a través de los múltiples mensajes, ofreciéndole tal asistencia, para que este país salga a flote y logre alcanzar la anhelada prosperidad, que en gobiernos como el de Gálvez Durón y Villeda Morales, nuestra Honduras obtuvo, merced, precisamente a la sabia conducción que estos dos hondureños irrepe- tibles le imprimieron a sus gobiernos.

Doña Xiomara, el pueblo hondureño con su elección ha marcado un hito de fe y esperanza.

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