GOTAS DEL SABER (68)

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29 de enero de 2022
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12:40 am
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GOTAS DEL SABER (68)

Vicente Mejía Colindres a Carías Andino: “DESEO QUE EN ESTE CARGO SEAS MENOS INFORTUNADO QUE YO”

Juan Ramón Martínez

I
“A las 7 ½ de la mañana del día 25 de enero de 1911 fue atacada la Plaza de La Ceiba por todos lados, excepto por el mar, por las tropas revolucionarias bajo el mando del propio jefe supremo de la revolución, general (Manuel) Bonilla. Corriendo línea revisando sus tropas fue herido el general Guerrero y, simultáneamente, recibió la noticia de uno de sus ayudantes de órdenes que, el paso de la Boca del Estero era insostenible; que sus trincheras estaban siendo perforadas y el enemigo penetraba arrollador. Así, herido como se encontraba, hizo girar su cabalgadura, regresando al punto neurálgico que estaba siendo abandonado por sus tropas, ordenó a la Sección de Cadetes que lo acompañaran y llegando al punto preciso sacó su revólver e hizo varios disparos para inyectar de su heroísmo y de su hazaña de héroe, el espíritu de sus soldados. Ante su gesto sobrehumano, sus tropas tomaron nuevamente sus posiciones, pero su arrojo y denuedo fue infructuoso; las ametralladoras revolucionarias funcionaban a pocos pasos. El general Guerrero oyó una voz, probablemente de alguna persona conocida, pues le dijo: “Ríndase, general Guerrero, toda su resistencia será inútil, por la superioridad de nuestras armas”, a lo que le contesto: “Los hombres de honor saben morir con dignidad en el puesto que se les ha confiado; mi conciencia reprocha con valentía el menor gesto de deslealtad”. (Gonzalo R. Luque, 103,104). Otro hombre valioso, útil para la Patria, había caído, llevado de encuentro por la vorágine de la guerra y la ambición de poder.

II
En octubre de 1954, los liberales encabezados por Ramón Villeda Morales, ganaron las elecciones generales; pero no obtuvieron mayoría absoluta. Habían concurrido tres candidatos: Tiburcio Carías Andino por el Partido Nacional y Abrahán Williams Calderón, por el Movimiento Nacional Reformista, una facción desprendida del nacionalismo. Pese a las intensas negociaciones, no se llegó a ningún acuerdo. Y el 5 de diciembre de 1954, fecha en que, de acuerdo con la Constitución de 1936, debían reunirse los diputados para elegir las autoridades provisionales del Congreso, solo concurrieron los liberales, que no hacían quórum. Los diputados del PN y del MNR, no asistieron. A la media noche de ese día, Julio Lozano, presidente de la República, por renuncia de Juan Manuel Gálvez, se declaró Jefe del Estado. El vacío constitucional, había producido un golpe de Estado y el país, volvió a la ruta de la irregularidad. Como es natural, aunque Lozano declaró que trabajaría por la unidad nacional y que, como el sol que alumbra para todos, gobernaría para todos los hondureños, la verdad es que se encaminó por la ruta que según sus planes, lo llevarían al gobierno Constitucional mediante la convocatoria de una constituyente en la que contando con la mayoría, le elegirían Presidente Constitucional. Fundó el Partido Unión Nacional, que Óscar Flores bautizo como PUN y llevó al país a unas espurias elecciones en septiembre de 1957, las que arrojaron los resultados siguientes: 27 diputados del MNR, 22 diputados del PUN, 5 diputados del Partido Liberal y 2 diputados independientes presentados por el sector laboral. Es decir que para constitucionalizarse, Julio Lozano Díaz tenía 29 diputados, contra 27 reformistas, supuestamente fieles al general Abraham Williams Calderón. Pero según Lucas Paredes, en la sombra de Lozano Díaz, surgió un hombre -que no identifica- pero que tiene como meta, lograr para él la Presidencia de la República. Y con capacidad para influenciar el ánimo enfermizo del gobernante, “se acerca con marcada sutileza, soplando en sus oídos el rumor callejero de que al instalarse la Constituyente sería electo presidente de la República el general Abraham Williams Calderón porque es (artificio) el que controla la Asamblea Nacional Constituyente. Y es así, que la intriga también urdida logra sus objetivos. El señor Lozano la cree, y olvida de pronto que hacía pocos días, después de conocerse el resultado de las elecciones constitutivas, había recibido el documento que literalmente dice: “UNIÓN NACIONAL” El Consejo Ejecutivo Nacional del Movimiento Nacional Reformista, CONSIDERANDO: que el 12 de octubre de 1955 se constituyó en esta ciudad el Instituto cívico de UNIÓN NACIONAL, con ciudadanos pertenecientes a los tres partidos históricos, dispuestos a coordinar la voluntad del pueblo en un movimiento hondureñista sin distingo de colores políticos; CONSIDERANDO: que el MOVIMIENTO NACIONAL REFORMISTA, en Asamblea General de Presidentes, celebrada el 26 de octubre de 1955, acordó apoyar la resolución del Instituto Cívico UNIÓN NACIONAL en el sentido antes indicado; CONSIDERANDO: Que el primer paso de esa patriótica cruzada se ha dado ya con la elección popular de los Diputados a la Asamblea Nacional Constituyente, próxima a instalarse; y que conviene, además, ratificar en esta hora aquella determinación. POR TANTO: De conformidad con el punto primero del Acta de Constitución e interpretando los sentimientos del pueblo hondureño, que desea paz, trabajo y justicia social, DECRETAN: Artículo 1° Ratificar su firme e invariable decisión de que los Diputados Constituyentes, tanto de UNIÓN NACIONAL como del MOVIMIENTO NACIONAL REFORMISTA, elijan a don Julio Lozano Díaz, Presidente Constitucional de la República. Artículo 2° Delegar una comisión compuesta por los señores general Abraham Williams C., doctor Salomón Jiménez Castro, doctor Pablo Moncada B., doctor Hernán López Callejas, licenciado Rubén Álvarez C., y P.M. Alfredo León Gómez, para que pongan en manos de don Julio Lozano Díaz, la copia de este Decreto. Dado en Tegucigalpa Distrito Central, a quince de octubre de mil novecientos cincuenta y seis. Abraham Williams C., Donato Díaz Medina, Julián López Pineda, Hernán López Callejas, Hernán Corrales P., Erasmo A. Morazán, José Jacinto Moreno, Pablo Moncada B., Armando Jiménez C., J. Ramón Pereira, Pedro F. Triminio, Humberto Maradiaga, Alejandro López C., F. Salomón Jiménez C., Rubén Álvarez C., Andrés Rodríguez, Eliseo Pérez Cadalso, Luis Felipe Lardizábal h., Alfredo León Gómez, César Tomé Rápalo, Marco Antonio Cueva, Juan Ramón Ardón, Joaquín Bonilla, Virgilio Zelaya Rubí, Hermes Bertrand Anduray”. (Lucas Paredes, Drama Político de Honduras, 647 y 648). La verdad es que el rumor era parcialmente cierto. Eliseo Pérez Cadalso, uno de los firmantes de este documento, me dijo que, el plan era elegir a Juan Manuel Gálvez Durón, Presidente Constitucional.

III
La intriga, la incomodidad que experimentaba Lozano Díaz, el desprestigio de su gobierno, los movimientos subversivos de una parte de la oposición, provocó que las Fuerzas Armadas, recientemente reorganizadas para el combate internacional, el 21 de octubre de 1956, se insurreccionaran y obligaran al Jefe del Estado a dejar el país. La acción de los militares, contó con el aplauso de la mayoría de los hondureños. La comunidad internacional, celebró con entusiasmo el regreso de Honduras a la democracia. Sin embargo, no todas las voces fueron unánimes. El autor citado, Lucas Paredes, escribió que, “El Gobierno Militar, mareado por el incienso que a su loor servían los dirigentes del liberalismo, se creyó el redentor y restaurador de las libertades y derechos del pueblo hondureño, sin atinar que aquella fanfarria y algarabía, en su honor, era apenas un señuelo con el que la demagogia suele adormecer mientras obtiene sus fines. Y así creyendo que ese era su deber y su misión, dieron camino libre al poder, a la demagogia y a la incapacidad”. (Lucas Paredes, 648) Los militares, dirigieron el país y convocaron a una Asamblea Constituyente que eligió, en elecciones de segundo grado a Ramón Villeda Morales y le dio a las Fuerzas Armadas, el papel tutelar de los intereses del pueblo, al convertirlos en la fuerza protectora de la Constitución de 1957. Durante varios años, ante tal tutelaje, los políticos tuvieron miedo de la reacción de los militares ante sus actos. Efraín Bu Girón controló la rebelión de Suazo con una falsa llamada que según les dijo a los diputados, había recibido de Walter López Reyes, Jefe de las Fuerzas Armadas. Ahora no. Los políticos sienten que pueden hacer con las instituciones y con el país, lo que les da la gana. Porque el sistema democrático y la organización de la sociedad civil, todavía no tienen el nivel de madurez necesario para auto protegerse de la arbitrariedad y de la irresponsabilidad de los políticos.

 

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