“EL AGUJERO NEGRO”

ZV
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10 de febrero de 2022
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12:09 am
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“EL AGUJERO NEGRO”

CON el perdón de los políticos abogados, pero siquiera coincidamos que la imputada legalidad o ilegalidad de cualquier asunto la deciden las instancias jurisdiccionales. Así que en tanto no haya pronunciamiento sobre cualquier argüida irregularidad, no pasa de ser litigio. En otras palabras, debate jurídico político –lo que aquí interesa y cautiva– como otros que divagan al amable público de los reales e ingentes problemas que lo aquejan. ¿Cuántos hechos se han dado –incluso en el reciente pasado– considerados ilegítimos, tanto por profesionales del derecho como por una buena parte de la opinión pública, que al no mediar pronunciamiento competente dictando la nulidad, pasaron como hechos consumados? Lo inaceptable sería pretender corregir lo que algunos juzgan “ilegal” recurriendo a la aberración. El disparate, en el mejor de los casos, podría conducirnos a un callejón sin salida. O incluso de lo presumiblemente incierto pasar a otra crisis. Digamos, meter a la Suprema en semejante lío político –que ingenuamente algunos quisiesen– para exacerbar las amenazas a la institucionalidad. O bien recurrir al tentador espectro de la tal constituyente –que sirve de espantapájaros de cuando en vez– proscrita por la misma Constitución de la República.

Hagamos nuevamente el ejercicio, paso a paso. La propuesta de dizque “resolver la ilegalidad de la elección de la Junta Directiva del Congreso” repitiendo la elección, –con el respeto debido a quienes eso aspiran– no es resolver nada sino meter al país en un agujero negro. A una insondable laguna de inconstitucionalidad. Cabe preguntarse: ¿Si no fue legal la elección de la directiva, se deduciría entonces que lo actuado no sea legal, y que todos esos decretos, incluso varios publicados en La Gaceta tienen efecto de papel mojado? ¿Se pecaría, entonces, de ilegalidad también en lo que respecta a la instalación del Congreso Nacional –lo que nos llevaría incluso a hipótesis de rompimiento del orden constitucional– y de allí en adelante se llevan de encuentro la sesión de apertura de la legislatura, la suspensión de la misma para continuarla en el estadio Nacional, y los actos de la juramentación que le dan vida constitucional al nuevo gobierno? El artículo 195 de la Constitución no es objeto de interpretación alguna. “El 23 de enero se reunirán los diputados en su última sesión preparatoria para elegir la Directiva en Propiedad”. Manda que la elección de la Junta Directiva se realice en esa fecha y no en ninguna otra distinta como ahora sugieren los inconformes. O sea, para acudir a esa sesión –¿y dónde sesionan los diputados si no es en el palacio legislativo?– y efectuar tal elección, no se ocupa convocatoria de terceros.

La convocatoria está dada por la misma Constitución. Para el 23 de enero y punto. Nada está por encima de ese mandato. Más bien, elegir cualquier otro día sería inconstitucional. Daría pie a que la institucionalidad caiga al vacío. Y no solo eso. Sino que es “obligación de los diputados –artículo 197– reunirse en asamblea en las fechas señaladas por esta Constitución… salvo incapacidad debidamente comprobada”. Más bien el artículo en referencia contiene salvaguardas para que no pueda romperse el quorum. (Esos antecedentes de rompimiento de quorum históricamente son etapas nefastas en la vida democrática del país). (Ah, y la posibilidad de convocar al Congreso a sesionar a cualquier otro lugar de la República, es en caso extraordinario –según el artículo 191– cuando se impida por cualquier causa la instalación o la celebración de las sesiones). Artículo 192. “Para la instalación del Congreso Nacional y la celebración de sus sesiones será suficiente la mitad más uno de sus miembros”. Artículo 193. “Ni el mismo Congreso, ni otra autoridad del Estado o particulares podrán impedir la instalación del Congreso, la celebración de las sesiones o decretar su disolución. La contravención de este precepto constituye delito contra los poderes del Estado”. Como decíamos ayer. Podríamos dar otros argumentos. Pero hasta aquí por el momento. Vamos a esperar juicios concordantes o en contrario para –de manera civilizada, no con insultos, ni groserías, ni la misma odiosidad acostumbrada– continuar la litis. (¿Para qué un agujero negro –recomienda el Sisimite– suficiente con la oscuridad de su cueva en la escarpada empinada?).

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