¿CAMUFLADO?

ZV
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21 de febrero de 2022
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12:09 am
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¿CAMUFLADO?

OBVIAMENTE que a este gobierno le toca lidiar con el grave legado que recibe. Y esperaríamos que lo haga sin perder la cabeza. Que haya habilidad de recuperar al moribundo con remedios que curen no que lo empeoren. Para que el tratamiento sea lo suficientemente acertado y no tenga que llegarse a la fatalidad de practicarle la autopsia. El diagnóstico debe ser realista, el proceso terapéutico bien meditado y los remedios adecuados; no medicamentos vencidos. La salida al padecimiento no es solo de soplar y hacer botellas, requiere de conocimiento, de talento y de creatividad. Aparte de otros factores cruciales, abordados en este espacio de opinión, como el educativo –el sistema escolar y académico obsoleto que hunde al país en un letargo abismal– lo más álgido es el problema económico. Y la forma de enfrentarlo no es hacer lo mismo que hicieron los que metieron al país en la crisis, preocupados únicamente por resolver su problema fiscal, sin reparar en todos los demás factores de la ecuación.

Ello es, que el país no tendrá posibilidad real de recuperación mientras no sea competitivo. El modelo estructural es el arruinado. Y nada que se intente hacer funcionará mientras se siga dando vueltas infantiles –“matarilerilerón”– al círculo vicioso de la pobreza. Durante esta crisis sanitaria, –como decíamos ayer– el país sufrió el colapso de los mercados, el hundimiento económico, el desplome de la capacidad productiva nacional, el desmoronamiento de negocios y de las actividades empresariales. Una pérdida de cientos de miles de empleos –cuando empresas en apuros tuvieron que despachar trabajadores para reducir costos, a duras penas les alcanzaba para pagar sus planillas quincenales– sin que a la fecha haya evidencia palpable de mejoría. Los propietarios de negocios fracasados tuvieron que ofrecer sus instalaciones comerciales en venta o en alquiler, sin clientes dispuestos a ocuparlas. Igual, muchas familias que remataron sus bienes, automóviles, viviendas, haberes y propiedades de toda una vida, intentando llevar sustento a sus hogares. Quienes perdieron su empleo no lo han vuelto a recuperar. Cientos de ellos son los que han engrosado esas caravanas de destino incierto. No hay nada todavía –y posiblemente no lo haya por mucho tiempo– del anunciado plan, de recursos millonarios, destinado a atender la causa raíz de los éxodos migratorios. Así que, no se hagan ilusiones que la hemorragia humana vaya a detenerse. El problema del desempleo no va a solucionarse con colocaciones en la administración pública.

Más bien podría incrementarse, ahora que los sindicatos andan ansiosos con sus negociaciones del salario mínimo. En la medida que aumenten el costo de operación de empresas lastimadas, habrá más gente en la calle que, al quedarse sin dinero, se encarama en otras caravanas. No hay fórmula exitosa posible sin una profunda revisión del sistema disfuncional, económico, tributario, financiero, administrativo y burocrático que condena a Honduras a ese círculo vicioso del atraso. Ello es lo tangible, o sea lo relativo a las fallas estructurales y materiales de distinta índole. Pero tampoco habrá avance sostenible mientras no se enfrente lo intangible. Nos referimos a esas conductas, actitudes, y comportamientos colectivos chuecos –incluso el conflicto, la odiosidad que divide y enfrenta a la familia hondureña– que mantienen a la sociedad, como el avestruz, con el pico clavado en la tierra. (El Sisimite, sin embargo, aclara que es un mito lo que le achacan al animalito. Se trata de un camuflaje –colocándose inmóvil con el cuello alargado y la cabeza sobre la tierra– para evitar el peligro cuando se sienten amenazados. Ni modo, inmóvil como ha estado el país, camuflado, con el gañote y la cabeza sobre la tierra).

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