Miles de inmigrantes seguirán cruzando por Honduras
Por: José Rolando Sarmiento Rosales
Sobre la problemática surgida por el incremento de los migrantes ilegales de varias nacionalidades, que diariamente ingresan a territorio nacional por pasos fronterizos no controlados con Nicaragua, especialmente por la comunidad de Trojes donde no existen instalaciones adecuadas de la Dirección de Migración para atender los grupos que han venido creciendo, en varias ocasiones escribimos en la columna de Opiniones de Diario LA TRIBUNA sobre la acumulación de varios miles de inmigrantes en el peligroso paso fronterizo en el Tapón del Darién, entre Colombia y Panamá, a la espera de poder desplazarse a la ruta terrestre centroamericana que pasa por Costa Rica, Nicaragua, Honduras, Guatemala y el largo territorio de México, para llegar a los varios pasos fronterizos de Texas, Nuevo México, Arizona y California en los Estados Unidos de América.
La mayoría provienen de Cuba, Haití, Venezuela y países lejanos de África, que después de llegar a naciones suramericanas como Brasil Chile, Perú, Colombia, Ecuador, toman la larga ruta terrestre que desde Colombia los conduce hasta la frontera estadounidense, tiempo en el cual sufren una serie de peripecias que van desde extorsiones económicas, asaltos, violaciones, agresiones y hasta la muerte de algunos de sus integrantes, que vienen con poco o ningún dinero, o lo van recibiendo por remesas que les envían sus familiares en Estados Unidos, para subsistir y pagar transporte, permisos migratorios, recibiendo auxilio de organizaciones humanitarias y albergue de la Iglesia Católica en Danlí, El Paraíso, los que se han visto desbordados por la presencia entre enero y marzo de más de diez mil extranjeros de varias nacionalidades.
Cuando en varias ocasiones del año 2021 escribimos de este fenómeno en incremento, lo hicimos con el propósito de advertir a las autoridades gubernamentales hondureñas, frente a los problemas de seguridad, salud y subsistencia de miles de estas personas mayores y muchos niños, que eran informados por las autoridades colombianas y panameñas, como para que los gobiernos de nuestros países centroamericanos tomaran medidas adecuadas para atender esta caravanas terrestres y facilitarles su pronto paso por nuestro territorio, para evitar la problemática social y de seguridad, incrementada por el accionar de coyotes traficantes de personas y su acumulación incontrolada, en zonas fronterizas que no tienen capacidad para sustentar su alimentación, alojamiento, salud y transporte por nuestro país, donde no tenemos recursos económicos ni infraestructuras para atenderlos y evitar denuncias de violación de derechos humanos, como se viene propalando actualmente.
El ingreso masivo irregular de migrantes continuará por las noticias que nos llegan de Colombia y Panamá, agravando la situación existente en la actualidad, cuando el reciente día 29 de marzo en Infobae se informa que: la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) alertaron del notorio incremento de migrantes venezolanos que cruzan la región del Tapón del Darién, una zona selvática que separa Colombia de Panamá, en su huida hacia Centroamérica. Ambas organizaciones han coincidido en el “número creciente” de ciudadanos de Venezuela que recurren a “cruces peligrosos” a través de esta zona en busca de “seguridad y estabilidad”, según detalla la OIM en un comunicado. ACNUR y la OIM han remarcado que este aumento se da a pesar del impacto socioeconómico, provocado en parte por la pandemia de coronavirus, al que se enfrentan los venezolanos en los países de acogida en América Latina y el Caribe.
Según las autoridades panameñas, en los primeros meses de 2022 unas 2,500 personas han cruzado el Tapón de Darién, una cifra que casi alcanza ya la totalidad de la registrada el pasado año, cuando se confirmó el tránsito de 2,819 personas. De hecho, la cifra es al día de hoy el triple de la registrada en el mismo periodo del año pasado. Las organizaciones han reiterado que la mencionada zona selvática es una de las rutas de refugiados y migrantes “más peligrosas del mundo”, y donde los cruces se pueden demorar por hasta diez días o más para los más vulnerables, que se exponen a los peligros naturales, así como a grupos criminales.
“Refugiados y migrantes de diversas nacionalidades han estado cruzando el Tapón de Darién durante años. Sin embargo, 2021 marcó un récord. Unas 133,000 personas hicieron el viaje el año pasado”, indicó la OIM, que reconoce que la mayoría son ciudadanos haitianos procedentes de Chile y Brasil, seguidos de cubanos, venezolanos y ciudadanos de países lejanos a la zona como Angola, Bangladesh, Ghana, Uzbekistán y Senegal. En este punto, la OIM y ACNUR han hecho un llamamiento a un mayor apoyo e inversiones en las comunidades de acogida para fortalecer los servicios que benefician tanto a los refugiados y migrantes como a la propia población local.
