Inflación: ese impuesto que golpea a los pobres

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19 de mayo de 2022
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12:06 am
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Inflación: ese impuesto que golpea a los pobres

Por: Carlos G. Cálix
carlosgcalix.com

La inflación es el impuesto de los pobres que está golpeando en el rostro y en el estómago a los hondureños. Ante ello, la población ya se está dando cuenta que tiene que utilizar los lempiras que recibe hoy, porque mañana o pasado con esa cantidad no podrá comprar los mismos bienes y servicios. Y esto es el día a día, los combustibles, el cemento, el pan, el café y la leche cada vez más caros.

El gobierno podrá presumir de algunos logros políticos, pero muy poco de los económicos, porque un único y demoledor dato derribará cualquier propaganda sórdidamente expuesta. De hecho, no sería raro que este año podamos tener una inflación real de dos cifras. Al mismo tiempo que, para variar se intente acelerar la tasa de emisión monetaria, en virtud que el Banco Central de Honduras puede volver a contemplar la idea de emitir moneda para financiar a la tesorería, y al déficit fiscal. Indistintamente de ello, la inflación anual será elevada y me atrevería a decir: histórica.

Claro está que el gobierno emprenderá una campaña para intentar convencernos que no es un problema solo de Honduras, sino que es algo que está afectando al mundo, además de los terribles doce años del gobierno anterior. Una media verdad que es una mentira descompuesta debido a la política inflacionaria que se sigue desarrollando: aumento del gasto público, mismos impuestos y mayores costos operativos para las empresas. El gobierno podrá manifestar que el fenómeno de la inflación es un efecto multicausal, sin embargo, el principal problema será intentar compensarlo con una fuerte emisión monetaria. Total, si el gobierno anterior aprobó la emisión de un nuevo billete “conmemorativo” de doscientos lempiras, no extrañaría que se contemple la posibilidad de crear el billete “ciudadano” de mil lempiras. En el supuesto que esto llegara a ocurrir, sería una mala combinación, puesto que, al aumentar la cantidad de moneda en circulación por emisión monetaria, caerá la demanda de moneda y disminuirá la oferta de bienes y servicios. Si a esto se le agrega la aceleración de ideas populistas y demagógicas como la “refundación de un Estado socialista y democrático”, estaremos a dos pasos de caer en la cuneta hiperinflacionaria. Por otra parte, lo que no es ningún supuesto, es que la pérdida del poder adquisitivo de todos los hondureños es indiscutible, real, absoluta y evidente.

Es este sentido, ¿por qué la inflación es el impuesto de los pobres? Porque los precios están subiendo a un ritmo galopante, porque los hogares con menores ingresos no tienen suficientes ahorros para esquivar esos golpes en la cara y en el estómago, además que la mayor cantidad de hondureños (los que tienen empleo), ocupan puestos de trabajo con bajo poder de negociación salarial. Indudablemente, la alta inflación es el peor impuesto para todos, situación que amenaza con un notable incremento de una crisis de seguridad alimentaria.

Por tanto, procuren no emitir más dinero, puesto que, si lo hacen, no solo tendrá un impacto en la mayoría de los ciudadanos, sino que darán pie a la destrucción de la golpeada iniciativa privada, recorten el gasto público, dejen de patrocinar instituciones inoperantes, disminuyan progresivamente los impuestos, flexibilicen el mercado laboral, analicen una reforma financiera, y una profunda reforma al sistema sanitario y educativo. Y, sobre todo, no procuren quitarles obligatoriamente a unos para darles “voluntariamente” a otros. Eviten implementar medidas keynesianas. Y lo digo nuevamente en voz alta: bajen los impuestos. Si de verdad quieren ayudar a los ciudadanos, bajen los impuestos. En un país importador, una medida clara en medio de la inflación, es la reducción fiscal, por ello, bajen los impuestos. De no comprender esto, entonces contraten gente con dos dedos de frente que entienda que la inflación es un fenómeno monetario y que la solución ya está inventada.

Con información de: El Economista, Libre Mercado, Infobae, Cronista y TeleMadrid.

[email protected] Carlos G. Cálix es profesor del Doctorado en Dirección Empresarial en la UNAH y cofundador de diversas empresas. Tiene un postdoctorado por el CONICET en el IIESS-Argentina. Autor de El fin de la democracia y el último liberal, El modelo de desarrollo que La Ceiba necesita y La Señora Presidenta ¿Una solución o un problema?

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