¿LA CORONA Y EL “DEDITO”?

MA
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7 de junio de 2023
/
12:25 am
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¿LA CORONA Y EL “DEDITO”?

EL PRI –pese al subibaja en elecciones generales y al desgaste político del partido– pudo, en los últimos 94 años, elegir una sucesión de gobernadores priistas en el Estado de México y retener el control. EdoMex es una de las regiones más industrializadas del país, la entidad más poblada, con más números en el padrón electoral, y un jugoso presupuesto que ronda los 360 mil millones de pesos. Aspiraba llegar al siglo repitiendo, pero acaba de perder frente a Morena. Debe resignadamente entregar la preciada joya de la corona. Y la perdió –para colmo de males– haciendo bulto, en alianza con el PAN y el PRD. Pero en política no hay derrota sin consuelo. Como el discurso que dieron los perdedores: Las encuestas daban a la candidata de Morena entre 20 a 24 puntos de ventaja y una vez contados los votos, la oposición pierde apenas por 8 puntos. No es la humillación que les cantaban, pero, por más chongos y adornos que le pongan a la corona luctuosa, sigue siendo una derrota. El bombazo electoral –acapara la atención de la prensa internacional y según un periódico español– afianza la hegemonía de AMLO.

“El PRI agoniza”, titularon otros. Con esa victoria Morena gobierna ahora 21 estados, el PAN 5, el PRI solo 2, y los otros 4 se los reparten otros partiditos. (Como dato adicional: En el apogeo de Peña Nieto, el último presidente mexicano del PRI –que sale sumamente desprestigiado– el Partido Revolucionario Institucional dominaba 20 estados). La oposición, para taparle el ojo al macho, del fracaso hizo fiesta, arguyendo que habían derrotado los vaticinios. Las encuestas aseguraban un triunfo por barrida de Morena en EdoMex. Ah, y a eso agregan que en Coahuila penquearon al oficialismo dos a uno. Justifican que estoicamente enfrentaron una “maniobra estatal” ya que el gobierno utilizó sus programas sociales para capturar votos. Vaya novedad. ¿Y qué es lo que hacen los gobiernos, pues, si no utilizar, de cuanto recurso dispongan en su haber, para el solo propósito de conquistar votos? El servicio público, tristemente, es secundario al interés político. ¿De dónde sacan que al gobierno no le interesa hacer política con las obras y los dineros que reparte? ¿Quién les ha dicho que la labor gubernamental se contrae a lo puramente administrativo, sin que la política juegue como fundamental motivo inspirador de su ejercicio? Un ejemplo de las quejas de uno de los dirigentes opositores: “El resultado de la elección en el Estado de México es producto fraudulento de una operación de Estado; hay un gobierno autoritario, arbitrario, que se quería robar la elección a la mala y así ha conseguido llevársela”. Aparte de ello –pretextaron– la candidata de Morena centró su campaña proselitista a hacer creer, en base a las encuestas que le daban enorme ventaja, que ya todo estaba decidido, que no había nada que hacer, que se trataba de un “hecho consumado”.

Ello con el ánimo de desencantar a los opositores para que no concurrieran a votar. Infundir desánimo al rival es una estrategia, y si las encuestas –por equivocadas que estuvieran– avalaban lo dicho, mejor todavía. Ni que los opositores fueran mudos para aceptar de buena gana, sin rebatir, lo propagado por el oficialismo. Hay, sin embargo, alguna evidencia que cuajó el mensaje de desaliento infundido. En EdoMex la abstención fue alta; 50% de los censados no acudieron a votar. De momento AMLO tiene motivo para festejar y regodearse del triunfo obtenido. Ahora bien, rumbo a las elecciones generales del 2024, esos estudios demoscópicos que no atinan –parecerían sobreestimar la intención real a favor de Morena y subestimar la de la oposición– pueden convertirse en una trampa. Las dos candidaturas presidenciales más sonadas, dentro del oficialismo, para suceder a López Obrador, son de la jefe de gobierno de la ciudad de México ya que el canciller acaba de dimitir. La decisión –dentro de Morena– sería tomada finalmente en base a los resultados de una encuesta. ¿Pero si, como resultó ser ahora, esas encuestas no son fiables? (¿Qué decis –entra el Sisimite– ¿qué vayan a hacer encuesta? -Está por verse –responde Winston– pero, de todas maneras, la tal encuesta sería solo un parapeto, si al final la decisión depende de lo que diga “el dedito” o más bien el “dedazo” del tabasqueño).

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