Francisco Fúnez, director del INA: “El agro está envejecido”

El último agrarista de una generación que encabezaron Sandoval Corea, Arriaga Iraheta, Delgado Fiallos, entre otros, admite que ha llegado tarde al puesto: Una institución destartalada, ni siquiera una base de datos, una mora monumental y sin una normativa para titular una pulgada de tierra, que, tampoco, hay porque toda está acaparada. “Y lo peor es que la Presidenta mandó a dos viejos a este puesto, aunque al menos tengo alegría con Alegría”, dice con una carcajada aludiendo a Rafael Alegría, otro reconocido luchador social, que le hace de segundo al mando de esta institución. Fúnez asegura que está intentando remontar 30 años de indiferencia al campesinado, comenzando por frenar las invasiones, el otro eterno conflicto del alicaído agro hondureño.

—¿Se les fue de las manos esas tomas de tierras?
El tema agrario es conflictivo, hay que reconocer que hay crisis en las tomas, pero también hay que verlo de otro lado: Hay crisis desde hace 30 años porque el sistema lo ha generado impidiéndole al INA acceder a una pulgada de tierra para el campesino en el marco de la ley. Pusieron unas trabas en la Ley de Modernización Agrícola que no le permite afectar ni una pulgada de tierra, nosotros no podemos agarrar la expropiación como arma de fuego.

–El COHEP dice que hay 900 mil hectáreas amenazadas, ¿tan grave es la situación?
Mire, hay empresarios serios que les gusta pagar impuestos, no como otros grandotes, con los que no quiero polemizar, pero me parece que tienen portavoces ignorantes de estos temas o de forma maliciosa lanzan esas cifras que para un simple mortal le sería imposible concebir. Además, se perjudican ellos mismos porque, si fuera cierto esa cantidad, dan la impresión que ellos están fomentando esas tomas.

—¿Cuántas son las cifras que ustedes manejan?
Mire, primero, quiero decirle que hemos parado las tomas con operativos preventivos sin violencia. Con respecto a las cifras, en 2020 había seis mil hectáreas tomadas en las palmeras, pero en 2021, por quedar bien, la dictadura comenzó a fomentar las tomas aumentando a 18 mil, y una vez que gana Libre, aprovechando la euforia y pensando que el gobierno es más permisible a estas luchas, pasaron 27 mil hectáreas. Con la comisión, que coordino desde septiembre, logramos sanear cinco mil hectáreas y estamos buscando el equilibrio sin matarnos.

—¿El director del CODEH, Hugo Maldonado, dice que esa comisión no hace nada por los desalojos?

Fíjese que quiero felicitar a Hugo Maldonado, pero que sean efusivas, escríbalo, porque, ahora, el defensor de los derechos humanos, defiende al COHEP y quiere que se golpee masivamente a los campesinos, quiere ver sangre en los desalojos y nosotros no queremos más muertes.

—¿Qué propone la comisión?
Hemos preparado un bloque de leyes que nos permita el acceso a la tierra en orden, comenzando por reformar el artículo 51 de la Ley de Modernización para que toda tierra ociosa o inculta se castigue, pero también se proteja la propiedad privada, especialmente, la que esté en producción para que las tomas de los campesinos no sean maliciosas y solo de ir a cortar la fruta.

—¿Son recientes estas tomas?
Las tomas de tierras vienen de años, los propietarios acumularon tierras que, en algunos casos, se las robaron; los políticos, entre ellos ministros y expresidentes, se adueñaron de tierras hasta donde les daba el ojo, entonces, ahora vemos una alta concentración de la tierra, dejando a la masa de pobres sin derecho a la tierra.

—Solo 77 empleos formales ha generado el gobierno, dicen los empresarios.
Esa persona que dio la cifra creo que había fumado, porque solo un bacheo en la capital genera más de 77 empleos ni digamos el bono tecnológico que ha generado más de 300 mil empleos en todo el país. A esto se suman los caminos pavimentados y menor costo porque en la dictadura el kilómetro de cemento hidráulico costaba 14.6 millones de lempiras y ahora vale 6.4 millones. De manera que este demérito que hace el COHEP es peligroso, porque ahuyenta la posibilidad de las pláticas que tenemos después que colgaron la bandera negra.

—¿Cuánto es la mora agraria?
Mire cómo está mi oficina, vengo hasta los domingos a trabajar.

(Señala una columna de expedientes amontonados a su espalda) hay más de mil 100 expedientes, 300 de ellos son muy conflictivos desde hace muchos años y que el propietario no ha tenido ninguna retribución de pago del gobierno, pero tampoco podemos matar a un campesino, por eso andamos buscando un PCM de mora agraria para llegar a un acuerdo de conciliación con el dueño, le pagamos un justo precio y hace el traspaso al campesino.

—¿Desde cuándo datan estos casos?
Desde el 2010 no se tocan, estamos revisando toda la problemática del Bajo Aguán con una comisión tripartita y estamos buscando que los territorios indígenas se protejan y no haya despojo, porque hay casos de fiscales, jueces y alcaldes que se ponían de acuerdo para despojarlos de estas tierras.

–Usted que conoce la conflictividad agraria, ¿cuál ha sido el problema histórico?
Lo primero hay que entender es que por 100 o 200 años han sopesado los intereses de grupo, se acumuló la tierra en políticos, registraban tierra hasta donde alcanzaba el ojo, como le decía. Hay casos de tres expresidentes, creo que Beltrán, Bográn y Barahona, que sus originarios son dueños de todo Yoro y Santa Bárbara. Y si mira la realenga de la colonia, se los entregaban a los familiares de los monseñores, entre más indígenas, más tierras. Los grandes herededores de los Soto, todo eso, con títulos suplatorios, manejo de jueces, así se acaparó la tierra, desde la colonia, hasta los políticos de ahora.

—¿Hay alguna ley que favorezca a los campesinos?
Ninguna, la única era el decreto 170 del 4 de marzo de 1976. Los militares crearon un decreto número 8 que todo mundo lo equivoca, creen que es la gran revolución, pero obliga al terrateniente a que ponga en alquiler la tierra a los campesinos y lógicamente los campesinos se quedaban con la tierra, después, los directores del INA ordenaron los desalojos hasta que en el Poder Ciudadano tiramos el decreto 18-2008 declarando 40 mil hectáreas expropiadas de pleno derecho, que no se terminaron de pagar después del golpe de Estado, es otra cosa.

—¿Es cierto que los campesinos terminaron vendiendo las tierras que les regalaron?
Es cierto, su servidor les pasa diciendo eso a los campesinos, tengo un libro sobre este caso, aunque, en la mayoría de los casos las vendieron por necesidad porque pasó algo, como me dijo alguien: se les dio una vajilla fina, que se llamaba tierra, pero no se les dio condimentos para poner en esa vajilla, no les dimos las herramientas.

Tenemos otros problemas no solo tomas de tierra, a veces hay grupos en conflicto, son 27 federaciones, si yo les enseñara videos donde hasta se quieren machatear.

—¿Cuánto ha titulado el INA?
Es que desde el 2012, el IP no le permitía al INA titular, ese Ebal Díaz, dicen que fue pastor, ojalá la maldición no le caiga tan fuerte, pensar en él me da fobia, ese tipo monopilizó el sistema de administración de tierras, puso al IP a adminstrar hasta proyectos de casas, como ese caso de los contenedores de Los Diamantes, Laboríos de Suyapa, se han robado un montón de tierra de San Matías bajo el mismo esquema.

—¿Hay tierras o no hay?
No sabemos, se robaron la base de la administración del INA, cada vez que llegan los cachurecos, ni las cortinas dejan. En el INA no hay base de información, no sabemos cuánto es la tierra nacional, no sabemos cuántos asentamientos reales producimos, qué producimos, para elaborar las políticas de producción.

—¿Cuál cree que es el principal problema del agro en este momento?
El agro tiene un problema serio, que eso es lo que deberíamos ver todos los sectores, el agro está envejecido, filosóficamente hablando, quiero decir que el agro nacional dejó de ser atractivo económicamente, porque la tierra se volvió altamente especulativa, aunque esté vacía es más cara, ya no les interesa que esté produciendo, los jóvenes no ven atractivo el campo porque no hay retribución para el productor, está sometido al cambio climático, a la subida de insumos, la pandemia vino a transformar la cadena de valor.

–Usted fue un gran liberal, ¿le costó dejar ese partido?
No, lastimosamente, está cooptado por gente oscura, altamente conservadora, donde se manejan los intereses de la élite, no quieren justicia tributaria, reforma agraria, pequeñas reformas, es pecado pensar colectivamente, soñar con las libertadades, con concepto de equidad, soberanía, patriotismo y civimismo.

—¿Pensó que Libre ganaría?
Yo pensé que nunca íbamos a ganar por mucho que estuviéramos en las calles.

—¿Cómo sobrevivió este tiempo de llanura?
Tenía una oficina de tenencia de tierra y proyectos, no me iba mal, excepto, porque a mis hijos los expulsaron de la empresa privada donde trabajaban por el simple hecho de ser de apellido Fúnez.

—¿Cree que pueda cumplir las metas?
Estamos trabajando fuerte, pero, ciertamente, el gran pecado de nuestra compañera Xiomara Castro fue mandar dos viejos al campo (se tira una carcajada) nada más que tenemos algo de alegría porque está Rafael Alegría (subdirector del INA).

—¿Qué tal se lleva con él?
Muy bien, todos sabemos que Rafael viene de la lucha campesina y no me imagino diciéndole a los campesinos que no tiene la razón o no se metan en esos predios.

ÉL ES…
Fracisco Fúnez nació el 12 de abril 1953 en San Andrés, Copán, pero creció en El Porvenir, Atlántida, donde hizo sus estudios primarios y secundarios. Es licenciado en Economía por la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) con postgrados en proyectos. Es consultor en tenencia de tierra y toda su vida se ha dedicado a las luchas sociales del agro.