¿CUANDO LLORAN?

ZV
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22 de marzo de 2024
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12:27 am
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¿CUANDO LLORAN?

ESA frase –mensaje de la amiga abogada– no la había escuchado…. anotada”.
“Yo había oído, el que tiene techo de vidrio, que no le tire piedras al vecino”. El amigo empresario, de los que leen: “¿De dónde saca tantas cosas?”. “Ja, ja, ja… muy ingenioso y brillante”. “Winston y el Sisimite son lumbreras. Despida a todos sus asesores, ya que esos dos son más inteligentes que el burro que pronostica el clima”. Una vieja amiga: “Qué montón de dichos de esos que enseñan”. Otra buena amiga: “En medio del grosero incendio, gracias por ayudarnos a iniciar el día con una sonrisa”. “¿Sabe qué me conmueve más de los incendios?”. “El crujido de los pinos; porque parece que fuera lamento, llanto de dolor”. Alusivo a la siguiente conversación de cierre:

(Sobre los pavorosos incendios –entra el Sisimite– fuentes oficiales, –después del trueno Jesús María– anunciaron que ya no van a dar permisos para lotificar en las zonas incendiadas. Como decíamos ayer –lamenta Winston– no se aguantan esos infernales incendios; basta que mirés cómo tengo los pulmones intoxicados de humo y cómo ando los ojos irritados. -Quemaron La Tigra –se queja el Sisimite– uno de estos días, los pirómanos –amparados en la indolencia de los responsables de proteger los bosques– le prenden fuego a estas montañas donde vivo. -Me avisas –interviene Winston– cuando veas que les están metiendo candela. A propósito de la Semana Santa, ¿sabías que “cada santo tiene su candela?”. -Lo que te puedo decir –replica el Sisimite– es que “el que tenga rabo de paja, no se arrime a la candela”). Pedimos al chat de IA algunos párrafos sobre los incendios forestales en el país. “Los incendios forestales en Honduras son un problema grave que afecta tanto al medio ambiente como a las comunidades locales”. “Estos incendios suelen ser causados por una combinación de factores, que incluyen la deforestación, la sequía, la actividad humana irresponsable y, en algunos casos, la acción deliberada”. “La deforestación ha reducido la cobertura forestal en Honduras, lo que hace que las áreas boscosas sean más susceptibles a incendios”. “Además, la sequía prolongada aumenta el riesgo de que los incendios se propaguen rápidamente y fuera de control”. (A lo anterior –tercia el Sisimite– hay que agregar la mano destructiva del hombre, en la quema de desechos agrícolas, de zacateras, limpieza de la tierra, metiendo candela al monte para la siembra y la negligencia de hacer las rondas de contención).

(Te dedico –entra el Sisimite– unos versos de Federico García Lorca: “El cielo es de ceniza./ Los árboles son blancos,/ y son negros carbones/ los rastrojos quemados./ Tiene sangre reseca/ la herida del Ocaso,/ y el papel incoloro/ del monte está arrugado./ El polvo del camino/ se esconde en los barrancos./ Están las fuentes turbias/ y quietos los remansos./ Suena en un gris rojizo/ la esquila del rebaño,/ y la noria materna/ acabó su rosario./ El cielo es de ceniza./ Los árboles son blancos”. Preciosos –suspira Winston– seguramente vos, con tu carga de años, conociste al renombrado poeta español. Correspondo a tu lírica inspiración con unas estrofas del poemario, Canto a la Vida, de una escritora y poetisa colombiana: “A la orilla de los ríos,/ Muy adentro de las montañas,/ En los parques o avenidas,/ Los hemos visto crecer…/ Los árboles por doquier/ Extendiendo su follaje/ Son la vida del paisaje/ Del hombre y la Creación./ Nos ofrecen su frescura,/ El sombrío de su ramaje,/ La calidez de su aliento/ Do se purifica el aire,/ Nos protegen silenciosos/ Con instinto de ternura/ Un amigo incomparable/ ¡es esta noble criatura!/ Y a cambio de tanto amor/ Muchas manos asesinan/ Y sin piedad los mutilan/ Cuando ruedan a sus pies,/ Sangrando por sus heridas,/ Sin entender el por qué/ Lanzando un grito de muerte/ ¡rogando piedad tal vez!…/ Cuando los árboles lloran/ A sus hermanos caídos/ Que la crueldad ha vencido/ Y con lágrimas de pesar/ En el llanto elemental/ De su bondad oferente/ ¡Claman un pacto de amor:/ entre el Hombre y su Medio Ambiente./ Cuando los árboles lloran/ Se conmocionan los bosques/ Dejan de correr los ríos/ Hasta enmudecen las aves./ La tierra en su desconcierto/ Se queda triste y callada…/ Solo nosotros parece/ ¡Que no entendiéramos nada!”).

 

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