La obra del arquitecto Diego de Porres en Honduras
Augusto Bressani y sus primeros trabajos como albañil en California a finales del XIX
Por: Arq. Ricardo Calderon Deras
Uno de los grandes arquitectos durante el periodo colonial fue Diego de Porres, nació en Santiago de los Caballeros de Guatemala actualmente Antigua Guatemala, su madre fue doña Teresa Ventura y su padre el arquitecto Joseph de Porres. Diego de Porres se casó tres veces, la primera en 1697 con doña Rosa Inés Esquivel, con la que tuvo seis hijos; la segunda en 1715 con doña Agustina Ramírez, con la que no tuvo hijos y la tercera en 1731 con doña Bárbara de Arizandieta, con la que tuvo cuatro hijos. De todos sus hijos solo Felipe y Diego José fueron arquitectos.
Diego de Porres aprendió la profesión de arquitecto con su padre. Su estilo fue el barroco, aunque lleno de ideas personales por sus medios expresivos, sus sobrios interiores de ascendiente renacentista y la influencia manierista de Serlio. Al igual fue innovador en técnicas constructivas. Junto con su padre colaboró en la construcción de la Iglesia y Convento de Santa Teresa (1683 – 1687) y de la Iglesia de la Compañía de Jesús (1690 – 1698), ambos proyectos construidos en Antigua Guatemala.
En 1703 fue nombrado maestro mayor de Arquitectura de Santiago, como había sido su padre. Permaneció en el cargo hasta su muerte. También fue el fontanero mayor en 1713, por lo que realizó varios proyectos de llevar el agua a los pueblos de San Bernardino Patzún en 1712 y San Juan de Comalapa en 1722 y construyó la fuente de Las Sirenas en 1739 en la Plaza Mayor de Antigua cuyo diseño se inspiró en un grabado de la fuente de Neptuno de Bolonia. Posterior al terremoto de Guatemala en 1717, se encargó de evaluar los daños producidos en la arquitectura de esa ciudad y de reparar los edificios, entre ellas la catedral de Antigua. Falleció en la misma ciudad el 25 de julio de 1741.
Una de sus obras más emblemáticas en Honduras es la Iglesia de Nuestra Señora de Concepción en San Manuel de Colohete, en Lempira. Se empezó a construir en 1699 y finalizó en 1721. Su estilo es barroco Novohispano y su fachada se destaca por su diseño triangular que da una sensación de solidez y equilibrio estético. Según el arquitecto Juan Benito Artigas en su libro Cuadernos de Arte Virreinal menciona lo siguiente; “es un ejemplo característico de las fachadas de tierras sísmicas en los cuales se evita los elementos salientes para impedir movimientos desiguales de las partes y, con ellos, su rompimiento y derrumbe”. Su fachada está construida en piedra y ladrillo, es de tres cuerpos y cinco calles en la cual exhibe una serie de decoraciones simbólicas religiosas en toda su fachada. Según la iconografía de su fachada indica claramente la influencia franciscana, se pueden apreciar las imágenes de San Francisco de Asís y San Antonio de Padua. En el segundo cuerpo en la calle central está la imagen de la Inmaculada Concepción. Todas las esculturas ubicadas en los nichos de la fachada están hechas dentro de la tradición antigüeña. En los dos primeros cuerpos de la fachada se observan pilastras semicirculares fajadas o anilladas y en el tercer cuerpo son almohadilladas.
La cubierta de la iglesia tiene dos aguas con alero. Su planta es longitudinal con cinco pares de columnas que dan origen a tres naves. A los pies de la iglesia hay un mesanine que sirve de coro y en el testero un presbiterio de planta cuadrada, sobre la pechina se levanta una cúpula decorada con yeserías y separada de la nave central por una barandilla. El acceso al presbiterio lo enmarca un hermoso arco triunfal mixtilíneo que se repite así mismo por seis veces con decoración policroma. Su nave central le imprime una gran belleza muy singular que no se escatimó esfuerzo para decorarlo en su totalidad con pinturas policromas, decoración que se extiende a todas las paredes del inmueble.
Honduras tiene una riqueza arquitectónica que engalana nuestro entorno y es el elemento principal que conforma el paisaje de nuestras ciudades desde las más sencillas edificaciones hasta las más imponentes construcciones que pueblan los centros urbanos ya que poseemos un pasado histórico arquitectónico fascinante.
