El “sueño impensado” del peruano Nolberto Solano se hizo realidad una soleada tarde de agosto de 1997 cuando se vio sobre la cancha de La Bombonera, vestido de azul y amarillo y al lado de su máximo ídolo, Diego Armando Maradona, el mismo día que este abría el último capítulo de su prolífica etapa de jugador.