Garantía de derechos humanos

ZV/18 de December de 2020/12:06 a. m.

(Estado de derecho, República y democracia)

Por: Ángela Marieta Sosa
Especialista en derechos humanos

Garantía de derechos humanos. En cualquier lugar del mundo, la prevalencia del principio de gobernanza, de la forma de gobierno y del sistema político, conocidos como Estado de derecho, República y democracia, se fundamentan en el respeto, protección y garantía de los derechos humanos. Y, en la medida en que estos no sean presupuestados para ser cumplidos, que sean socavados, devaluados e irrespetados, los cimientos del trinomio conceptual referido (Estado de derecho, la democracia y la República), comienza a fracturarse, allanando el camino hacia el populismo del siglo XXI, que busca descalificar y desmantelar la institucionalidad construida, para implantar formas de gobierno que lejos de dar respuesta a la necesidad social existente y disminuir la pobreza, la profundizan y expanden, desapareciendo de la ciudadanía el derecho a vivir sin miedo y sin necesidad económica (verbigracia: “Venezuela”).

Estado de derecho es un principio de gobernanza por el que todas las personas, instituciones y entidades públicas y privadas, incluido el propio Estado, están sometidas a leyes que se promulgan públicamente, se hacen cumplir por igual y se aplican con independencia, además de ser compatibles con las normas y los principios internacionales de derechos humanos. Las instituciones políticas regidas por dicho principio garantizan en su ejercicio la primacía e igualdad ante la ley, así como la separación de poderes, la participación social en la adopción de decisiones, la legalidad, no arbitrariedad y la transparencia procesal y legal.

En esta lógica, el mecanismo de cumplimiento de los derechos humanos es el Estado de derecho, la República y la democracia, dicha factibilidad radica en una institucionalidad sólida, funcional y eficiente, que tenga capacidad de respuesta a las solicitudes planteadas por la ciudadanía. Que cuente con una “big data”, cuyas categorías vayan en función de acciones estratégicas para disminuir cifras de extrema pobreza o pobreza, y para alcanzar la progresividad estructural sugerida por los DESCA (Derechos Económicos, Sociales, Culturales y Ambientales).

Sin embargo, en los caminos del ejercicio del poder se presentan enormes desafíos, en tal sentido es importante, siempre regresar “al centro” y sujetarnos a la idea de que “sobre todas las cosas e ideologías políticas, es menester preservar el Estado de derecho, lo cual implica garantía, protección y respeto de los derechos fundamentales de la ciudadanía que ahora es incrédula y está desgastada”; y las diferentes ideologías políticas existentes, deben ajustarse a este tipo de Estado, por ser el mismo, el que busca la ponderación en el ejercicio del poder, validando la inclusión de los opuestos para establecer límites a la potestad pública.

No se puede desconocer la terrible circunstancia que se vive a nivel mundial, por pandemia, por fenómenos naturales, no es fácil, pero el populismo no debe utilizar maquiavélicamente ese contexto, para destruir lo que ha tomado tanto tiempo y tantas vidas, construir, el Estado de derecho que nos brinda libertad; actualmente las personas hemos llegado a niveles de libertad que el mundo antes no los había experimentado, no olvidemos, las mujeres en la época medieval eran quemadas en la hoguera etiquetadas como “brujas” por pensar diferente y cuestionar acciones machistas, retrógradas e irracionales, hoy esas mujeres que cuestionan y generan cambios, son líderes mundiales; y así muchos ejemplos, que demuestran que ha valido la pena llegar hasta aquí, por esto y más, si cae el Estado de derecho, cae la República, la democracia y peor aún, aumenta el riesgo de extinción de los derechos humanos por ausencia de sistema integral de respuestas. Muchos me dirán, “Pero los derechos humanos ya están en proceso de extinción”, y tienen razón, pero aún subsiste un sistema político válido, una forma de gobierno antidictatorial y un principio de gobernanza que apunta a la persona humana como fin supremo de la sociedad y del Estado.

Ante cualesquiera conflicto de intereses que se contrapongan en el escenario estatal, debe siempre prevalecer la preservación del Estado de derecho y la forma de gobierno rectora desde hace muchos años, asimismo, aunque nuestro actual sistema político no es perfecto, puede volverse perfectible; modificar ese modelo, traería mayores costos por menores o casi inexistentes beneficios, ahí sí que estaríamos perdidos, ahí sí que no tendríamos norte, ni sur, ni utopía que perseguir, entraríamos en la era de la “degeneración del poder público”, el totalitarismo o la oligarquía, y francamente, que entre esos, es mil veces mejor el Estado de derecho, la República, la democracia como garantía de los derechos humanos.

asosaveroy@gmail.com

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