Ser médico

MA/27 de October de 2021/12:31 a. m.

En las largas noches
junto a la agonía de aquellos que están sufriendo,
en cada momento luchamos con exaltación y denuedo,
sintiendo en carne propia el dolor ajeno,
tratando con el corazón partido, dar consuelo.

La lucha frenética entre la vida y la muerte,
es el campo de batalla eterno,
las lágrimas brotan cuando impotentes perdemos,
y la existencia se extingue
a pesar de nuestro inquebrantable esfuerzo.

La alegría nos inunda cuando porfiados vencemos,
y la vida retorna como el cauce de un río que fluye,
en un remanso cálido y tierno.

Jurar por el juramento de dos mil años,
y no hacer daño
es nuestro norte perenne,
donde el secreto de aquello que hemos visto u oido,
nadie puede saberlo.
Y nuestro camino será bendecido
hasta los días postreros,
cuando nuestra llama se apague
y dejaremos en aquel instante de ser médicos.

Marco Tulio Medina
Tegucigalpa, M.D.C.