Por: Carlos Medrano – Periodista
Ningún partido político en Honduras podría ganar las próximas elecciones generales sino conforman una alianza multipartidista frente a la polarización existente en el país, la diversidad de partidos políticos y el desgaste que han sufrido los partidos tradicionales.
Al igual que ocurrió con LIBRE, hoy en el poder de la nación, cuando se unió con Salvador Nasralla, quien influyó determinantemente en el voto joven, hoy el partido político que logre conjuntar voluntades ganará las próximas elecciones generales.
El Partido Nacional que ha sufrido un desgaste tremendo después de la sentencia contra el expresidente Juan Orlando Hernández, además de la guerra interna que ya se desató entre los seguidores de Tito Asfura quien cuenta con la mayoría de ese instituto político; el grupo que lidera Ana de Hernández bajo la sombra de JOH; David Chávez y Tommy Zambrano, quienes tienen su propia agenda y Pepe Lobo impulsando a Óscar Álvarez, van a desatar una batalla que reducirá su última votación que sumaba 1.3 millones de seguidores.
El partido de gobierno ya entró en una aguerrida división interna pues muchos de sus lideres no aceptan la imposición de Rixi Ramona Moncada como candidata oficialista, atribuyéndole su falta de carisma, su incapacidad de conciliación y diálogo y su percepción de ser una mujer intransigente y radical que gana anticuerpos y rechazo natural.
Jorge Cálix ya abiertamente se fue contra el llamado “familión”, acusa las promesas incumplidas del gobierno de Xiomara Castro y hábilmente está tratando de ganar el favor de quienes están inconformes con el partido de gobierno y los opositores, mientras Rasel Tomé también lanzó su candidatura con pocas probabilidades de obtener el calor popular por las acusaciones que pesan sobre él de corrupción y de haber irrumpido el poder en el Congreso Nacional imponiendo a Redondo como presidente del Poder Legislativo.
El Partido Liberal que se encuentra en estado calamitoso, que pierde aproximadamente en cada elección casi 150 mil votos, pasando de ser la primera fuerza popular y pasar a ser la tercera con riesgo de desaparecer en las próximas elecciones, de modo que la única salvación que tienen es aliarse con Salvador Nasralla quien todavía cuenta con aceptación entre la juventud hondureña y el voto independiente.
Nadie quiere aceptar esa “papa caliente” en el partido rojo, blanco y rojo, pues existen dos grupos fuertes que manejan los sellos y los diputados que manipulan a este instituto político según sus intereses, convirtiéndolo en un partido “bisagra”.
El panorama de las tres principales fuerzas políticas es sumamente complejo, ya que su liderazgo se encuentra entre la espada y la pared, o conforman una alianza política cediendo cuotas de poder o sufrir una derrota en las próximas elecciones presidenciales.
El voto independiente, el abstencionismo, el voto joven, el voto opositor, los inconformes, los antisistema, serán la principal fuerza política en Honduras y al partido que apoyen, éste ganará las elecciones.
El desgaste sufrido por los partidos políticos tradicionales agregado a un pueblo pobre, ultrajado y que ya no creen en nadie, será un caldo importante en el momento de depositar el voto.
Quien logre unir a varias fuerzas políticas y alcance atraer todo este inconformismo popular, sin lugar a duda, que será el triunfador de las elecciones generales.