Reivindiquemos nuestro idioma

ZV/27 de April de 2024/12:01 a.m.

Por: Elvia Elizabeth Gómez García*

Si bien el uso de la lengua española es producto de la imposición de esta por parte de los conquistadores en tiempos de la colonia, no podemos hacerla a un lado y quejarnos de ella. Al contrario, de las lenguas existentes en el mundo, el español es considerado como una de las más prolíferas, y no es para menos pues cuenta con una cantidad tal de definiciones para un cúmulo de palabras, que quienes no la hablan y deciden estudiarla se enfrentan a una titánica tarea.

En una entrevista hecha a la conocida actriz de origen mexicano Salma Hayek, le preguntaron cuantos idiomas se hablaban en su hogar y respondió que tres, siendo estos el inglés, el francés y el español. La siguiente interrogante fue ¿En qué idioma te gusta maldecir? Entendamos por maldecir a regañar haciendo uso de palabras altisonantes, su respuesta fue “definitivamente en español”, le preguntaron si era porque hay mejores palabras para hacerlo y dijo que absolutamente sí.

Y es que contamos con un idioma tan versátil y lleno de dobles sentidos, de dobles interpretaciones y de varios significados que hasta en nuestro propio país debemos tener cuidado de las palabras que usamos para referirnos a ciertas cosas o situaciones.

Lamentablemente, hoy en día lo que observamos en las calles, en la publicidad, en los anuncios, en los nombres que se buscan para llamar a los negocios o productos, es el uso desmedido del espanglish, definido este por la Real Academia de la Lengua Española como la “modalidad del habla de algunos grupos hispanos de los Estados Unidos en la que se mezclan elementos léxicos y gramaticales del español y del inglés”.

La anterior definición nos plantea con claridad que quienes hacen uso de ella son los grupos de hispanos en Estados Unidos, entonces ¿porqué en muchos países latinoamericanos podemos observar que se ha introducido esta práctica?

Tiene mucho que ver con la fuerte influencia que el país del norte ejerce sobre el resto de países del continente americano, en donde se ha idealizado al país de las barras y las estrellas como el “sueño” por alcanzar, y para hacerlo hay que consumir sus productos y su cultura. Esto conlleva al surgimiento de un submundo en el cual se desvaloriza la lengua propia y se le resta importancia a la misma, perdiendo elementos identitarios.

Y es que estamos tan inundados del inglés que se ha convertido en un hábito sustituir palabras de nuestro bello idioma por aquellas que suenan más “cool”, existiendo tantas hermosas palabras en el español como genial, chévere, padre, pinta, dependiendo del país en que nos encontremos.

Pero esta es una lucha entre un David y un Goliat, un Goliat alimentado por un sistema económico globalizado, en el cual el sometimiento se da aún en aspectos que pueden considerarse insignificantes pero que conllevan una dosis importante de pérdida de identidad cultural.

Si ya existen palabras en español para hacer alusión a un proceso, una acción o una situación, ¿porqué debemos recurrir a extranjerismos? Sin menospreciar la importancia de los demás idiomas y la gran ventaja que envuelve el ser bilingüe, trilingüe y más, no contribuyamos a devaluar un idioma que tanto aporta al mundo.

Si bien en el lenguaje técnico está más que justificado el manejo y comprensión de una jerga o lenguaje específico, no debe ser así con situaciones de la vida cotidiana, como decirle a alguien que bien te ves con esa ropa en lugar de me gusta tu outfit.

Como pude observar en una caricatura del humorista gráfico español Forges (Antonio Fraguas de Pablo, hacía alusión a la cárcel del “cool city”, una conversación entre dos reclusos en la cual confesaban sus “crímenes”, el primero se encontraba preso por decir “en línea” en lugar de online, el segundo por decir “chisme”, en lugar de gadget.

Y la lista sigue creciendo, brain storming en lugar de lluvia de ideas, team building en lugar de equipos de trabajo, link en lugar de enlace. El español, la lengua impuesta por la conquista española, que llegó para quedarse y llenarse de los colores de una Hispanoamérica diversa, que le agregó un sazón diferente a través del náhuatl y demás lenguas indígenas. Aquí se habla español.

*Profesora universitaria.