¿TUMBADO?

MA/30 de April de 2024/12:25 a.m.

PARA quienes –en el colectivo– pasaron un fin de semana acongojados por la amenaza del presidente del gobierno español de dimitir, ya pueden estar tranquilos. Seguramente le caló –alusivo a la pose “victimista”– algo que escuchó, ello es que “ser presidente de España es un honor” y que “para llegar a ser presidente de España, uno tiene que llegar llorado”. Sánchez mañaneó a hablar desde el Palacio de La Moncloa, a despejar la incógnita. La multitud de apoyo que, a consolarlo, se presentó el domingo a las inmediaciones de la sede del PSOE, fueron vivificantes. “Solo hay una manera de revertir esta situación –dijo ayer en su mensaje– que la mayoría social como ha hecho estos cinco días, se movilice en una apuesta decidida por la dignidad y el sentido común poniendo freno a la política de la vergüenza que llevamos demasiado tiempo sufriendo”. “O decimos basta o esta degradación de la vida pública determinará nuestro futuro condenándonos como país”.

Ahora bien, sobre la curiosidad etimológica de la palabra noche –en varios idiomas– enviada por el viejo amigo abogado, el poeta remite la portada del Diccionario Crítico Etimológico, Castellano e Hispánico. Pero también –torcido el abogado ya que es la segunda vez que alguien refuta, como con el cuento del origen de la Universidad de Stanford, lo que encuentra en las redes para enviar a sus contactos– manda el “chat” sobre ese fisgoneo de un portal digital chileno. (“El anterior jueguito –argumenta Helena, una de las participantes– solo está basado en la ignorancia, por varias razones. La primera es que el símbolo del infinito no es un ocho, ni siquiera un ocho tumbado, sino un viejo símbolo que se identifica con una figura geométrica, un tipo de curva llamada lemniscata y definida por Bernoulli, curva cerrada que comparte con la circunferencia el hecho de no tener principio ni fin y que es la representación gráfica de una función algebraica. La segunda cuestión es de carácter fonético y lingüístico. Verán, el portugués, el español, el italiano y el francés son lenguas romances y eso quiere decir que sus palabras, en general, vienen del latín. Latín que cada una ha modificado de un modo según tendencias fonéticas propias que llamamos leyes fonéticas, porque generalmente se cumplen. La palabra ocho, en todas ellas, viene del latín octo, y noche del latín nocte (m), pero el castellano o el español, palataliza el grupo -ct- respetando la o anterior si la hubiere (octo-ocho, nocte (m)-noche, biscoctu (m)-bizcocho, etc. (Ofrece derivaciones en los otros idiomas). Es decir, el resultado es parecido porque es un grupo fonético -ct- evolucionando de la misma manera dentro de una misma lengua. Por lo tanto, es la misma tontería que si yo dijera que en español pecho es p+hecho, y lecho es l+hecho: no señor, hecho viene de factum, pecho de pectus y lecho de lectum, pero es que todas ellas casualmente compartían un grupo fonético idéntico. (Y a renglón seguido ofrece explicaciones sobre el alemán y el inglés, que no son romances, pero sí indoeuropeos, como lo es el latín).”

(¿O sea –entra el Sisimite– que el ocho acostado no es el símbolo de infinito? -Pues bien –interviene Winston– ni acostado, ni tumbado, ni echado, como a mí me toca esperar hasta que me sacan a pasear. -Pero lo positivo –interrumpe el Sisimite– es que pese a las dudas sobre las coincidencias de la palabra noche, en varios idiomas, pasamos a lecciones sobre el infinito. A ver si esto no lo corrigen: “El símbolo del infinito (lemniscata, del latín “lēmniscātus” y lazo del griego “λημνίσκος”) está relacionado con las matemáticas, pero también con áreas de la astronomía, la espiritualidad o la filosofía”. -“Es incierto –comenta Winston– el origen del símbolo infinito, aunque presumiblemente también se asocia a la religión y a la alquimia. Muchos opinan que proviene de la curva lemniscata —lo que apuntabas– similar a un lazo cerrado y que representa un enlace entre lo divino y lo humano. –Fue aplicado a las matemáticas –agrega el Sisimite– por un matemático siglo XVII, para definir la noción de infinito. -A propósito de tumbado –ironiza Winston– de momento no tumbaron a Pedro Sánchez).