¿MINORÍA INTRANSIGENTE?

ZV/10 de May de 2024/12:21 a.m.

LA regla de la minoría –mensaje de la leída amiga citando el libro de Nassim Taleb, “Skin in The Game”– es la noción de que una minoría pequeña pero intransigente, digamos del 3 al 4%, puede dominar a la mayoría restante, y por ende a toda una población, y someterla a sus preferencias”. Alusivo a la conversación de cierre: -Así sucede –explica el Sisimite– con los sistemas electorales de la simple mayoría, donde no hay segunda vuelta. Son más los contrarios del otro lado que el apoyo obtenido por el ganador. -¿Y entonces –sopesa Winston– se trata de gobiernos débiles a partir del pecado original? -Pero no solo aquí en la vecindad –responde el Sisimite– fijate bien como fue investido el presidente del gobierno español. Para comenzar, en las elecciones no ganó el PSOE la mayoría de votos, sino el PP que acabó junto a VOX en la vil llanura. Pero en negociaciones con la menudencia –casi todas las agrupaciones independentistas– consiguió continuar mandando. -Sí –ironiza Winston– mandando, pero como las minucias lo tienen del gañote en el dando y dando, ¿quiénes son los que mandan?).

En la parte conducente Taleb explica: “Mucha gente no comprende que la minoría gobierna a la mayoría”. “Si estudiaras el comportamiento de una hormiga individual, ¿podrías entender cómo opera toda una colonia de hormigas? “Las sociedades humanas se parecen mucho a las colonias de hormigas en el sentido de que observar sus componentes, las personas individuales, no necesariamente dirá cómo se comporta la sociedad en su conjunto”. “Esto se debe a que son las interacciones entre las personas las que determinan el comportamiento social”. “Sorprendentemente, estas interacciones interpersonales suelen seguir reglas simples que tienen consecuencias extrañas”. “El gobierno de la minoría es uno de los ejemplos más interesantes de estas reglas”. “El gobierno de la minoría se refiere al hecho de que solo se necesita la existencia de una minoría pequeña pero inflexible, tan solo el 3% de la población total, para que toda la población deba aceptar sus preferencias”. (Ofrece varios ejemplos que explican el móvil de este comportamiento ilustrativo de que “la minoría inflexible siempre gobierna”). Tomemos como ejemplo algo que viene a la memoria. Resulta que un pariente –para esos almuerzos que reunían a toda la familia los fines de semana– argüía ser alérgico al ajo y la cebolla. Nadie lo sacaba que esos ingredientes culinarios en el arroz o mezclados en otras comidas, le producían malestares estomacales. Cuando le servían el plato con el arroz –aún con cebolla y ajo bien molido para esconderlos en la masa– probaba unos granitos de arroz y no se comía el resto, quejándose que sentía el sabor y podía olfatear el olor. Así que para no contrariar al pariente dizque alérgico, el arroz lo cocinaban para todos, sin cebolla y sin ajo, e igual, nada de esos necesarios ingredientes en el resto de la comida. (La minoría, como explica Taleb, es intransigente, y ante una mayoría flexible, los menos imponen su preferencia a los más).

(¿O sea –entra el Sisimite– que eso de la democracia, el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, quedó en discurso? -Se presume –interviene Winston– que de eso se trata, que predomina la voluntad de las mayorías. Solo que, si reparás, ¿no son las minorías inflexibles las que terminan influenciando el parecer de las mayorías? Y al final de cuentas, ¿no es una minoría la que llega al poder y gobierna en nombre de los demás? Y si eso sucede en democracia, ¿qué no decir en los totalitarismos? -Igual sucede –apunta el Sisimite– en las redes sociales. Unos cuantos obcecados son los que pasan volando candela, día y noche, y la mayoría silenciosa –tal es el bullicio que hacen– termina creyendo que se trata de una multitud y de un criterio mayoritario generalizado. -Revisá la historia –interrumpe Winston– y encontrarás que las revoluciones y otros acontecimientos que le han dado vuelta de calcetín a las sociedades, han sido empujados por una minoría obsesionada, enfocada, inflexible e intransigente).